Calle Lepanto
Antes de construirse el Mercado Central, esta calle comenzaba en la Plaza de Vidal y terminaba en Cecilio Pujazón, teniendo en el primer tramo el nombre Sosiego, y en el segundo, el de San Francisco de Padua. Con la construcción de dicho mercado la calle quedó dividida en dos tramos, el que va desde la Plaza Vidal, hoy Plaza de Jesús de Medinaceli hasta la calle Hermanos Laulhé, llamada calle Antonio López, y la que parte de la calle Cecilio Pujazón hasta la calle José López Rodriguez, frente a la puerta lateral del mercado, que se denomina calle Lepanto.
Rótulo de la calle.
Vista del recorrido total de la calle.
El número 2 de esta calle es una vivienda en la que se ha instalado el comercio Degas para el que se ha abierto una puerta en la calle Cecilio Pujazón. Cerrado en la actualidad (2019)
Puerta principal de la vivienda por la calle Lepanto.
Fotografía publicada en el libro Calles de la Isla, de José Carlos Fernández.
En esta calle se construyeron en 1935, las viviendas del Grupo Covadonga, que forma una especie de calle sin salida con una verja en la puerta.
Azulejos situados a ambos lados de la entrada al Grupo de Covadonga.
Haciendo esquina con la calle Padilla hay una finca que fue toda del mismo dueño, abarcando desde la mistad de dicha calle y recorriendo todo un tramo de Lepanto, hasta llegar a casi la mitad del tramo con el que hace esquina en la calle Sánchez Cerquero.
En esta esquina encontramos también el local donde ensaya la Coral de San Fernando y que fue un colegio de niños hasta los años 70 aproximadamente. La Coral se constituyó en 1978 y debutó ese mismo año en la Casa de la Cultura el día de Santa Cecilia.
La finca que hemos mencionado que ocupaba casi media manzana fue durante mucho tiempo un gran patio de vecinos teniendo incluso una bodega a la que se accedía desde un patio y que posiblemente hubiera sido un aljibe.
Esquina con la calle Sánchez Cerquero, vivienda construida en la década de los sesenta del pasado siglo que tiene su entrada por ésta calle pero que ocupa en su lateral un gran tramo de la calle Lepanto.
Almena de la casa anterior.
La vivienda que vemos en la imagen fue restaurada pero mantiene la misma estética que tuvo. No tiene cierros y su pretil con cartelas tiene almenas de pilar octogonal y rematadas con copas.
Esta otra imagen la he hecho para mostrar hasta dónde ocupaba la finca que antes hemos mencionado. Donde hoy vemos la casa con piso alto y un amplio cierro, era el jardín de la mencionada finca a la que se entraba por la calle Lepanto teniendo por este lugar otra entrada. Estamos hablando de los años 60 del pasado siglo.
Este cierro junto con el que hemos visto de la casa nº 2 y 4 son los únicos de esta calle. Las demás viviendas tienen ventanas.
Local en el que estuvo Ultramarinos El Gallo.
Durante muchos años estuvo abierta al público la tienda de bebidas y ultramarinos El Gallo, que cerró al jubilarse su último dueño. En dicho local había una zona para las compras de comestibles y un rincón al que se accedía por otra puerta en el que se reunían los hombres que se tomaban sus copas de fino de Chiclana con unas tapitas de queso, butifarra, etc... siempre productos de buena calidad. El local sigue con el mismo aspecto, pero cerrado, formando parte de la vivienda colindante y que también pertenece al mismo dueño, don Daniel Moreno Navarro, aunque la puerta de la vivienda da a la calle Saturnino Montojo.
Vista nocturna de la misma esquina.
En esta fotografía aparece D. Daniel Moreno Navarro cuando se hizo cargo del ultramarinos El Gallo, en el año 1954.
Este comerciante había llegado a San Fernando desde Repilado, Jabugo, de la provincia de Huelva, a la edad de nueve años, trabajando como chicuco en una tienda llamada El Llavín, regentada por un tío suyo. Más tarde trabajó en otra tienda también familiar en la calle San Nicolás y tras cumplir el servicio militar se independizó cogiendo esta tienda del barrio de la Plaza y donde ha trabajado hasta su jubilación en 1998.
Fotografía de D. Daniel Moreno con un grupo de clientes.
D. Daniel Moreno en lo que queda de aquel ultramarinos que sirvió durante tantos años al barrio.
El gallo que ha estado en este lugar desde que fue abierto.
La casa nº 9 que hace esquina con la calle Saturnino Montojo, es propiedad del obispado y fue durante muchos años un patio de vecinos que tenía entrada por las dos calles. Hoy día se encuentra en estado ruinoso y han sido tapiados todos los vanos.
Local de copas que ha tenido ya varios nombres. Está ubicado en una parte de un antiguo patio de vecinos que tenía su entrada por la calle Isaac Peral.
Hornacina en almena de esquina situada en la casa, que fue patio de vecinos, en la calle Lepanto esquina con Isaac Peral, frente al lateral de la Capilla del Auditor.
En esta imagen antigua podemos ver la entrada al patio mencionado y la Capilla de la Asunción o del Auditor cuya torre campanario quedaba en la esquina con la calle Lepanto.
Edificio construido donde estuvo la Capilla de la Asunción, capilla privada de la familia Fernández Landa y Vila, descendientes de don José de Vila y Cea, auditor de Marina. Fue restaurada y destinada a capilla pública en 1866 hasta que en el año 1949 fue cerrada y demolida en el años 1972.
En otra de las esquinas con la calle Isaac Peral se instaló en la década de los setenta del pasado siglo una juguetería propiedad de la familia González Tuero que hicieron un pequeño bloque donde tenían su vivienda y en el local bajo el comercio.
En esta imagen, detrás de la niña, se ve la esquina que estamos comentando, entonces ocupada por una casa típica de la Isla.
Recientemente se ha instalado una oficina de Cáritas en una casa que se ha restaurado en el último tramo de la calle. También el lugar que ocupa fue un patio de vecinos del barrio.
Rótulo de la Clínica Veterinaria Asis, que tiene su entrada por la calle José López Rodríguez, la calle de la Alhondiga.
Vista del recorrido de la calle desde el final del mismo. Por estar a las puertas del Mercado Central y ser un lugar de carga y descarga de camiones, las esquinas de los edificios están protegidas con hierros.
Puerta del Mercado Central.
En la esquina de la izquierda de la imagen hubo, en las antiguas construcciones, otro de los ultramarinos del barrio, Casa Pomar, que era también carnicería y lechería. Arriba hubo una pensión.
El Mercado Central de Abastos fue proyectado en 1926 y se inauguró dos años después. Su principal promotor fue José López Rodríguez, regidor municipal en aquella época.
Este mercado fue restaurado dejando solo algunos muros exteriores y demoliendo el resto de la edificación, en el año 1987, y fue reinaugurado el día 11 de agosto de 1999. Durante estos años fue trasladado a una nave en la calle Colegio Naval Sacramento, donde hoy se encuentra el Centro Comercial Plaza.
Vista nocturna de la calle desde el final de la misma.
Fotografías nocturnas de Diego Bernal Bugatto
La calle Lepanto fue denominada así el día 25 de abril de 1874.
Con anterioridad a la construcción del mercado, su primer tramo fue llamado Sosiego (hoy Antonio López Rodríguez) Y el segundo tramo, San Francisco de Paula (hoy Lepanto).
El mercado empezó a construirse en el año 1926 y fue inaugurado en 1928.
El día 3 de mayo de 1873 se denominaba Aire.
Hasta el 25 de abril de 1874 San Francisco de Paula.
Su correcta numeración y abarcadura, por la existencia de un gran error, fue subsanado en sesión del día 28 de septiembre de 1906.
Imagen de google maps
La batalla de Lepanto (en italiano: Battaglia di Lepanto) fue un combate naval de capital importancia que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, frente a la ciudad de Naupacto (o Lepanto, del italiano y ahí al español), situado entre el Peloponeso y Epiro, en Grecia actual.
Se enfrentaron en ella la armada del Imperio otomano contra la de una coalición cristiana, llamada Liga Santa, formada por el Reino de España, los Estados Pontificios, la República de Venecia (más de la mitad de la flota), la Orden de Malta, la República de Génova y el Ducado de Saboya. Los cristianos resultaron vencedores, y se salvaron solo 30 galeras turcas. Se frenó así el expansionismo turco por el Mediterráneo occidental. En esta batalla participó Miguel de Cervantes, que resultó herido, y perdió la movilidad de su mano izquierda, lo que valió el sobrenombre de «manco de Lepanto». Este escritor, que estaba muy orgulloso de haber combatido allí, la calificó como «la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros».(wikipedia)
Qué forms tan agradable de conocer, de cerca y al detalle, las calles de La Isla. Además, transmitiendo cariño. Una maravilla.
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