domingo, 13 de marzo de 2016

IGLESIA MAYOR PARROQUIAL SAN PEDRO Y SAN PABLO Y LOS DESAGRAVIOS



Fotografía de principios del siglo.

La Iglesia Mayor Parroquial de San Pedro y San Pablo se comenzó a construir en el año 1757 para la sede de la primitiva Parroquia que se llamó de Santa María y que se creó en el Lugar de la Puente o Sitio de la Real Isla de León, en un principio como una dependencia de su Castillo y para la asistencia de sus servidores y la de los pequeños caseríos próximos. De aquella parroquia hay noticias ya en 1650. Y de otra anterior que no se conoce el lugar exacto pero que estaría entre el Zaporito y Gallineras y donde fue enterrado D. Pedro Sánchez de Suazo hacia 1475.



El templo tiene cabida para unos tres mil fieles.


En 1760 estaba casi terminada, es la fecha que aparece sobre la puerta de entrada. En esta fotografía vemos la verja antigua que tenía pilares de mampostería entre las rejas. Luego se sustituiría por toda la verja de hierro fundido con motivos modernistas que es la que se conserva.



Fotografía anterior a 1920. Colocación de las nuevas veletas. No puede tratarse de la restauración de la torre por la caída de un rayo que tuvo lugar en el año 1864, fecha anterior a la de la fotografía, y porque cayó sobre la torre izquierda, causando graves desperfectos en el interior de la misma.



Fotografía de la década de los años veinte cuando fue sustituido el antiguo cancel por el actual. Parece que es de la misma fecha que la anterior ya que la polea situada en el balcón de la torre derecha aparece en ambas fotografías.


Verja actual de hierro fundido colocada en los años veinte como ya hemos comentado.


Fotografía de los años cincuenta del siglo XX

Antes de empezar a construirse la Iglesia Mayor, había otros templos en la Isla: Se había edificado la actual Iglesia del Carmen que fue bendecida el día 2 de febrero de 1733. También estaba construida la Iglesia de San Francisco, su convento y hospicio regido por franciscanos que se había fundado en 1744.
También estaban comenzadas las obras de la Compañía de María, su convento, colegio y capilla, que fueron terminadas casi al mismo tiempo que la Iglesia Mayor.


Los planos de la Iglesia Mayor así como la dirección de la obra son del arquitecto D. Alejandro Perdia, quien se vio obligado a suspenderlas varias veces por falta de fondos para jornales y materiales.
Para recaudar fondos se estableció un arbitrio por el entonces Consejo de Vecinos o primitivo ayuntamiento, sobre la arroba de vino y sobre los cuartillos de aguardiente y mistelas según rezan los documentos que se conservan. Se puede afirmar que fueron los isleños los que sufragaron el costo de la edificación.

Las obras fueron terminadas por un ingeniero francés, modificando ligeramente los planos primitivos. Esta variación consistía esencialmente en suprimir el cuerpo de luces, quedando por lo tanto más airosas las torres.

Por lo que respecta a las reformas realizadas durante la última década del siglo XVIII se puede asegurar que su autor fue el neoclásico Torcuato José Benjumeda, un joven arquitecto alumno de Torcuato Cayón.
La citada reforma consistió en la reparación de los techos, la nave central y crucero, terminación de las torres, sacristía y cementerio.


Dibujo publicado en el libro "La construcción de la Iglesia Mayor de la Real Isla de León", de José María Cano Trigo, 1985.


En 1764, Fray Tomás del Valle, dominico, obispo de Cádiz daba posesión al pueblo de su nueva parroquia en un documento que se conserva en el archivo parroquial y donde la confirma bajo el título de San Pedro y de los Desagravios. Aún quedaba para terminar la obra totalmente, por ejemplo la fecha de fundición de su campana más antigua es de 1787.
De todas formas, y aunque faltaran elementos para dar por concluida la obra, se puede decir que la Iglesia Mayor fue construida en 7 años, entre 1757 y 1764. Nada en comparación con los 117 años que tardó en terminarse el edificio del Ayuntamiento que se hizo entre 1778 y 1895.


Podemos decir que tiene también un valor histórico porque en ella se prestaron juramento las primeras cortes constituyentes de España el día 24 de septiembre de 1810, en pleno asedio francés, cuando España era solo la Isla de León y Cádiz.

Un historiador de aquella época describe aquel día con las siguientes palabras: "La Regencia reunió a los nuevos Diputados en la Sala Capitular de las Casas Consistoriales, siendo las nueve de la mañana. Allí fue celebrada la conferencia preparatoria en la que, según refiere el Conde de Toreno, se dio a los diputados una minuta del juramento. Regentes y Diputados se trasladaron a la Iglesia Parroquial en procesión majestuosa, cubierta de tropas la carrera, llenos los aires con los ecos de las campanas, las aclamaciones del pueblo y las salvas de la artillería española, a cuyo ruido-dice el historiador- se unió también el de los cañones franceses, como si intentasen éstos engrandecer acto tan augusto, recordando que se celebraba bajo el alcance de fuegos enemigos.
Ya en la Iglesia, el cardenal don Luis de Borbón, arzobispo de Toledo, primo del Rey don Fernando VII, dijo la misa del Espíritu Santo. La Regencia bajo dosel, al lado del Evangelio, presidió la solemnidad religiosa y recibió juramento de los diputados.
Y cantando un Te-Deum, los Regentes, los diputados, los ministros de las naciones amigas, los generales y los demás asistentes al acto, se trasladaron a la sede de sesiones que se encontraba dispuesta en el teatro. Pocas veces, quizá ninguna en la historia, se ha dado este homenaje de la fuerza bruta y de la violencia de los hombres, a la grandeza de una idea, al prestigio de una institución redentora".


De esta ceremonia existe una reproducción artística en un cuadro del pintor D. José Casado del Alisal, obra que se encuentra en Madrid en el Congreso de los Diputados. 
Este pintor nacido en Villada, Palencia en 1830 era un especialista en pintura de temas históricos y numerosos retratos de personajes de alta sociedad. Este cuadro lo pintó en París y fue presentado en la exposición universal de 1862 celebrada en Londres entre el mes de mayo y noviembre.


Una lápida en la fachada principal de la Iglesia Mayor, perpetúa esta efemérides. Fue colocada por el ayuntamiento en el año 1892.



El edificio es de una arquitectura sobria, con ciertas reminiscencias coloniales. No tiene un gran valor monumental pero sí un enorme valor sentimental dentro del espíritu isleño. Sus torres dan la bienvenida a cuantos se aproximan a la ciudad.
Toda la fachada principal está construida a base de mampostería de piedra ostionera y recubierta por un fino enlucido de cal.


Completan el conjunto del cuerpo bajo de la fachada principal cuatro ventanas situadas simétricamente, dos a dos y una en cada cuerpo, rematadas las superiores con frontones triangulares partidos. 


En la parte superior se encuentra situada una alegoría, tallada en mármol blanco, formada por la tiara y las llaves con unas cabezas de ángeles alados entre nubes, palmas y resplandores.


Debajo de la parte central que enmarca el pórtico hay tres óvalos en los que se lee:
AÑO DE 1760 y un cuadrado con unas iniciales CNE que pueden ser las del tallista ya que no coinciden con las del arquitecto.


Un óculo situado en la fachada, por encima de la portada, permite el paso de luz natural al interior.


Ventana superior con el frontón triangular partido.


El segundo cuerpo, que es de donde arrancan las dos torres, se encuentra enmarcado en su parte central por un frontón triangular con tres almenas, en cuyo centro va alojado el reloj.




En 1984 se restauraron los balcones de las torres ya que la humedad había provocado que las garras del barandal reventaran el muro del voladizo sobre el que se apoyan con el peligro de desprendimiento.


Las torres, que en sus primeros cuerpos son de sección cuadrada, al llegar al campanario pasan a ser de sección octogonal hasta las pirámides que soportan las veletas.
Su altura total es de 33.3 metros hasta lo alto de las veletas, que tienen un metro de altura. Las bolas de latón sobre las que van colocadas éstas, tienen setenta centímetros de diámetro.



Las veletas tienen como motivos ornamentales la tiara y las llaves cruzadas de San Pedro. Estas veletas según cuentan los libros antiguos, sustituyeron a las primitivas que tenían como motivo decorativo una simbología de los 4 evangelistas, un águila por San Juan; alas de ángel por San Mateo; pezuñas de toro por San Lucas y cola de león por San Marcos.



Las campanas de la torre izquierda tienen los nombres siguientes: La de la fachada principal San Pedro Apóstol, fundida en el año 1813. La que mira hacia el Puente Suazo, Ntra. Sra. del Rosario, fundida en el año 1830. En la de la espalda, la más antigua- se lee:"San Pablo ora pro nobis, fundida en esta Isla de León en el año de 1787". Por último la que da frente a la otra torre fue refundida en el año 1957 y se llama Santa Bárbara.


Las campanas de la torre de la derecha son dos: la encargada de dar las horas, Ntra. Sra. de los Ángeles, y la que da los cuartos, San Dimas.


A la Iglesia se accede por la puerta principal, enmarcada por dos pilastras de sección triangular que cobijan unas molduras de media caña contorneando la puerta, dándole un carácter barroco.


El cancel de madera. A los lados de las dos puertas centrales en la parte fija del frontal del cancel, encontramos labradas estrellas de seis puntas hasta la mitad aproximadamente. La estrella de seis puntas conocida como estrella de David, es el símbolo del judaísmo y está inspirada en el Cantar de los Cantares. Son dos triángulos superpuestos y expresa la íntima relación entre Dios y la Humanidad. Este hexagrama regular aparece en muchas ocasiones en el cristianismo. En las puertas aparecen estrellas de ocho puntas y otras figuras geométricas. 


Las puertas laterales por donde se accede habitualmente al templo, desde media altura, están acristaladas. La parte baja de las mismas están hechas con cuarterones y decoradas en la zona central con una estrella de ocho puntas como las que aparecen en las grandes puertas centrales.


Las puertas centrales tienen vidrieras, y,  una estrella de Salomón o estrella tartésica, de ocho puntas, acristalada,  permite la entrada de luz en la parte lateral fija del cancel, en ambos lados. Este tipo de estrella fue muy utilizado en la Península Ibérica durante la ocupación musulmana, alcanzando su máximo esplendor en el Reino de Granada, pasando a la decoración de edificios, grabados, joyería, etc... Fue muy utilizada en la geometría sacra y es un símbolo de buen augurio.


Estrella de Salomón sobre las puertas laterales del cancel.


Vidriera en la puerta principal.


Solo en ocasiones especiales son abiertas las puertas centrales del cancel.


 En la parte interior de la puerta hay un plano informativo de los altares que podemos visitar en esta parroquia.


Pila bautismal de la Iglesia del Castillo usada como pila de agua bendita.


De las dos pilas para los fieles tomar agua bendita a la entrada del templo, una de ellas era la pila bautismal de la Iglesia del Castillo, como hemos comentado bajo la fotografía de la misma, y la otra fue construida haciendo juego.


Pila de agua bendita hecha a juego con la del Castillo.


Otras dos pilas pequeñas hay a la entrada del templo, situadas en las dos primeras columnas, a izquierda y derecha de la nave central.


El edificio consta de tres naves de treinta y siete metros de longitud hasta el primer escalón del presbiterio y cuarenta y siete hasta el fondo o retablo del altar mayor. Los materiales empleados en el interior de la Iglesia son sencillos y consisten en una solería de mármol, zócalo de piedra ostionera y pintura a la cal sobre enfoscado. La solería actual es nueva. El zócalo estuvo pintado de pintura al aceite de color oscuro.


Tiene 10 sencillas columnas de mampostería que sostienen la techumbre. La altura de la nave central es de 11,9 metros y la del crucero de 19,5 metros.
En las columnas hubo altares adosados que se quitaron en la restauración de 1959. Estos altares quedaban frente a los actuales confesionarios.


Uno de los confesionarios situado en una de las columnas entre la nave central y la nave del Evangelio.


La nave central se encuentra cubierta por una bóveda de medio cañón, realizada mediante arcos formeros que se sustentan en las columnas que separan la nave central de las laterales. En dichos arcos se apoyan también unas vigas que forman la techumbre exterior de la Iglesia que es a dos aguas.




Las naves laterales se encuentran cubiertas por medio de bóvedas de aristas.


Tanto las bóvedas laterales, como la cúpula central son falsas, realizadas con ladrillos tomados con mortero. La techumbre exterior de estos espacios están ejecutados por faldones de teja árabe sobre un entablamento de madera y sostenido por una viguería formada por rollizos sin ningún tratamiento, sostenidos en los puntos de más luz por jabalcones del mismo material. La estructura interior se ha sustituido por una metálica.


La cúpula está iluminada por vidrieras situadas alrededor. Queda rematada con linterna.


Al final de las columnas que soportan la bóveda, sobre las pechinas de las mismas, encontramos unas pinturas de los cuatro evangelistas enmarcados en óvalos dorados, coronados y con una venera en la parte baja. Hojas de acanto de yesería envuelven los óvalos.


Detalle de hierro situado bajo la cúpula, hay uno a cada lado que sujetaban arañas de las que iluminaban el templo.


Fotografía publicada en el libro San Fernando Evocación de un siglo, de D. Joaquín Quijano Párraga.

Nave central con las lámparas de velas. El Altar Mayor es el primitivo donde estaba situado el órgano. A la izquierda de la imagen podemos ver el púlpito de mármol. La Iglesia estaba preparada para los cultos en honor del Niño Jesús de Praga, según comenta el propietario de la fotografía.


Altar Mayor

El Altar Mayor actual data de 1959 cuando se colocó el crucifijo sobre madera bajo la vidriera que es obra de Cosme Velázquez. A los lados las figuras de San Pedro y San Pablo sobre unas repisas doradas. También la mesa de altar de mármol negro que aún existe.


Fotografía del Altar Mayor. A ambos lados vemos dos arcos que comunican con la Capilla del Sagrario el de la izquierda, y el otro con el fondo de la nave lateral derecha.

El altar mayor que existió anteriormente fue construido en 1807. Es el que aparece en el cuadro de Casado del Alisal.
Era un tabernáculo de orden corintio construido en madera de cedro con unas figuras doradas en las esquinas correspondientes a cuatro doctores de la Iglesia: San Agustín, Santo Tomás, San Buenaventura y San Alberto Magno.
Detrás de él estaba alojado el órgano que llegaba hasta arriba en forma de retablo, con un balcón a todo lo ancho y varias hornacinas donde iban alojados los grupos de tubos. Fue diseñado por D. Gaspar de Molina y Saldívar, Marqués de Ureña, tomando como modelo el de la catedral de Venecia.


Uno de los ángeles lampareros que podrían ser de la Iglesia del Castillo, aunque un autor antiguo las sitúa en la Capilla de la Salud, en el barrio de las Chozas, en la salida de la Isla hacia Cádiz. Pero aquella capilla debió ser muy pequeña para albergar estas figuras.


Altar Mayor. Fotografía anterior a 1920 cuando aún el retablo primitivo era el alojamiento del órgano. Puede verse la verja dorada que separaba el presbiterio. A la izquierda se puede ver parte del púlpito.


Fotografía del retablo después del traslado del órgano al coro alto. Delante del tabernáculo, por ser fecha de la festividad de la Inmaculada, se ha colocado un dosel con la virgen que impide ver el retablo. Han desaparecido los tubos que iban alojados en las hornacinas del retablo y en su lugar vemos las imágenes de San Servando y San Germán que hoy día están en el altar de San José. Detrás del dosel podemos ver la imagen de San Pedro sedente que actualmente se encuentra en la Sacristía.


Crucifijo procedente de la Capilla del Castillo. Titular de la extinta Cofradía del Santo Cristo de la Caridad, primera cofradía isleña cuya existencia conocemos, fundada en la Parroquia del Castillo a lo largo de la segunda mitad del siglo XVII. La imagen del Santo Cristo fue trasladada a la nueva Iglesia Mayor en la década de 1760. Aunque hoy día se encuentra muy retocado los expertos lo adscriben a la escuela italiana.


En el altar mayor, a los pies del crucificado se encuentra una imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, titular de la extinta Congregación de Ntra. Sra. de la Esperanza, que fue trasladada a la Iglesia Mayor desde la Capilla del Real Carenero, a principios de los años de 1760. 
Esta antigua hermandad no poseía más bienes que la segunda capilla de la nave de la epístola donde se veneraba la imagen titular. La adquisición de la capilla fue escriturada en 1765 y en ella tuvo su sede esta hermandad durante setenta años, hasta que, una vez extinguida de hecho, la capilla fue ocupada en 1839 por la Esclavitud de San José tras obtener los permisos oportunos, como continúa en la actualidad.


La hechura de la imagen de San Pablo es indudablemente la de mayor mérito artístico. Según está bien documentado, fue tallado también por Juan Gandulfo entre 1772-1778; y fue dorado y estofado por José de Arenas. El imaginero se inspiró seguramente en la escultura del santo que tallara Esteban Frugone para la Catedral Nueva de Cádiz. O bien ambos artistas siguieron un modelo común, dentro de la rica iconografía paulina anterior, ya española, ya italiana. 

Fue encargado por el clero de la nueva iglesia parroquial isleña no tanto para que hiciera pareja con el San Pedro sedente, sino para que fuera venerado en una capilla y altar propios, como así fue durante casi un par de siglos. Hasta que esta imagen fue  situada en el altar mayor durante la posguerra, a fines de la década de 1940.

El santo se muestra barbiluengo, viste manto ampuloso y porta sus conocidos atributos iconográficos: espada (con la que recibió el martirio por ser ciudadano romano), libro o rollo (representando sus epístolas), pluma (instrumento de escritura)… La pluma, por cierto, la perdió a lo largo de los decenios (lo que tal vez reforzó su ademán masculino), pero le ha sido repuesta.


La imagen de San Pedro se encargó en 1959 a los talleres de Olot (Gerona), erguida, vestida a la usanza hebrea, de modo que armonizara e hiciera juego con el antiguo San Pablo y para que ambas presidieran la iglesia parroquial a ellos dedicada.
Una vez recibida la nueva imagen los responsables eclesiásticos decidieron sustituir la cabeza olotina por la de otro San Pedro de candelero que había sido encargado en 1895 al imaginero valenciano Vicente Tena por la entonces joven Cofradía del Señor de la Columna. 


La vidriera que remata el retablo del Altar Mayor está representando una escena bíblica, que fue recogida por tres de los evangelistas, en la que Jesús calma la tempestad en el mar de Galilea.


Sobre la vidriera, rematando el Altar Mayor se encuentra un escudo con la tiara pontificia y las llaves de San Pedro.


La cancela que vemos en el baptisterio es obra de D.Juan del Rey de finales del siglo XVIII.


El baptisterio, aunque no se utiliza actualmente como tal, se encuentra situado al pie de la iglesia en la nave de la Epístola.  La pila bautismal data de 1764. 


Su bóveda fue decorada en el año 1959 por Luis Cano que pintó al fresco los cuatro evangelistas como podemos ver en la siguiente imagen.


Muerte de San José.


Vidriera del bautismo de Jesús en la ventana derecha de la fachada principal que ilumina el baptisterio.


Nave de la Epístola termina junto al Presbiterio. En este lugar queda la Capilla del Resucitado y de las Ánimas, conocida como Sala de Duelos.


Comenzando el recorrido por la nave de la Epístola, el primer altar que encontramos es el Altar de la Virgen de los Dolores, talla anónima del siglo XVIII,  cotitular de la Hermandad del Nazareno. Donde está este altar había una reja que comunicaba con el baptisterio. Esta imagen en épocas anteriores tuvo las manos unidas.


Virgen de los Dolores con las manos juntas.


Foto antigua del baptisterio desde la nave de la Epístola.


Altar de Ntro. Padre Jesús Nazareno.

Retablo neoclásico, ejecutado en mármol gris, rojo y blanco. El centro del cuerpo alberga la figura del titular en una hornacina con moldura exterior de mármol rojo terminada en arco de medio punto con un adorno en mármol gris sobre la clave. Los laterales presentan dos columnas toscanas de mármol rojo y una pilastra adosada que remata el cuerpo en ambos lados. El ático es un frontón rebajado en el que se han utilizado los mismos tonos de mármol, tímpano rojo y frontón blanco, sobre un friso clásico de triglifos y metopas. Se remata con una cruz triunfal y de penitencia que representa el triunfo de Jesucristo sobre la muerte y flanqueada por dos querubines.  En el banco se ha utilizado mármol gris en las bases de las columnas y pilastras, mientras que la hornacina central es de mármol blanco y alberga una imagen de la Inmaculada Milagrosa. 

De Nuestro Padre Jesús Nazaren cuentan las historias antiguas que fue encontrado en un cajón que dejaron abandonado en el Mesón del Duque unos presuntos homicidas al salir huyendo del mismo por una riña en la que murió un hombre. Esto podía haber sucedido en 1766. La justicia mandó que fuera entregada al Párroco de la Iglesia Mayor.  El 24 de agosto de 1768 el gremio de montañeses funda una hermandad con esta imagen como titular.
De los retoques del siglo XX conocemos los del imaginero local Antonio Bey Olvera, quién le talló unos pies en 1940, Antonio Castillo Lastrucci, quién reparó las manos en 1953 y en 1976 fue restaurada por Luis Álvarez Duarte, que le hace nuevo cuerpo totalmente anatomizado de madera de pino flandes. La cabeza y las manos son de cedro y las únicas piezas originales del siglo XVIII.


Con respecto al análisis estilístico de la obra, presenta las características propias de la estética barroca de influencia italiana (escuela genovesa), con el rostro alargado o la carencia de dramatismo y la serenidad del tratamiento del martirio de Cristo, cuyas facciones no reflejan dolor pero si ausencia y tristeza.


Lámparas situadas a ambos lados de la hornacina entre las columnas toscanas del cuerpo del retablo. 


Virgen de la Medalla Milagrosa.

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno es una de las más antiguas de las Cofradías de la Isla y en la Cripta, debajo del altar hay un enterramiento de algunos hermanos de la corporación y párrocos de esta iglesia. 


No hemos podido acceder a dicha cripta pero sí a la entrada de la misma donde hemos fotografiado la siguiente lápida con la inscripción: Esta Bobeda es de los hermanos de Nuestro Padre Jesús Nazareno siendo mayordomo Diego López. Año 1768.


Diploma conmemorativo de la concesión del Título de Regidor Perpetuo a Ntro. Padre Jesús Nazareno. Con fecha 26 de junio de 2010.


Altar de María Santísima de la Trinidad. 

El altar fue bendecido en 1980 y es obra de Antonio Martín Fernández, en madera tallada y dorada. Siendo este un dosel semicircular, que bordea el contorno de la imagen y es rematado por el segundo escudo que tuvo la corporación, justo el anterior al actual.

La Virgen de la Trinidad se trata de una imagen de candelero, tallada en madera de cedro y policromada por Luis Álvarez Duarte en el año 1979.

Donde se encuentra hoy día el altar de la Virgen de la Trinidad se encuentra la puerta lateral del templo que se ha dejado de utilizar. De ahí que encontremos una pequeña pila de agua bendita en la columna frente al altar.


Pila de agua bendita situada frente a la puerta lateral de la nave de la Epístola.


Exaltación a la Eucaristía.


La mesa del altar de la Virgen de la Trinidad es de líneas curvadas que le otorgan movimiento. Su terminación es dorada y presenta el escudo pontificio en el centro de una cartela rodeada de motivos vegetales, hojas de acanto iguales a las que aparecen en los bordes.


Altar de la Virgen de la Soledad.

La hermandad de la Soledad fue fundada en 1748 y entre sus misiones estaba la de pagar la mortaja y entierro a todo hermano que falleciere, como todas las hermandades de la época. El retablo es de 1764.

La imagen de Nuestra Señora de la Soledad es obra anónima de finales del XVII. El juego de manos que presenta en la actualidad fue realizado por el escultor gaditano Miguel Láinez Capote ya que la imagen estuvo concebida originalmente con las manos juntas. 


El Santísimo Cristo de la Redención es obra del imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci en 1964.  Fue restaurada por el imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro López en 1999.


En el ático del retablo aparece Cristo Resucitado. Se trata de un relieve policromado y dorado. Cristo porta el estandarte de la resurrección triunfal.



Santa Ana.


En las calles laterales del retablo se hallan las imágenes de Santa Ana y San Joaquín, realizados en el siglo XVIII y de autor desconocido, padres de la Virgen María.


San Joaquín.


Antigua imagen de la Virgen de la Soledad.

Altar de San José.

El retablo está realizado en madera color verde (tonalidad litúrgica característica del Patriarca) y dorado, en 1899. Es de estilo neoclásico y da réplica al que se sitúa justo en frente, propiedad de la Orden Servita. Se sufragó gracias a los donativos de los fieles y devotos. Consta de hornacina central para cobijar a la imagen titular, escoltada por dos columnas de orden compuesto a cada lado. En los dos intercolumnios se ubican sendos lampararios para la iluminación del altar. Bajo la hornacina principal se dispone otra de menor tamaño que en su día albergó una imagen de plata de San Francisco Javier, hoy desaparecida. Actualmente ocupa su lugar una imagen de la Virgen del Pilar y otra más pequeña de San Judas Tadeo. La base del altar posee dos pinturas en cuyo centro aparece en madera sobredorada el anagrama josefino (sierra y vara floreada). En la parte alta, en el frontón, aparece la leyenda "PRO SALUTE ENIM VESTRA MISIT ME DEUS" (Para vuestra salvación, también me envió Dios), que figura en el cuadro del Voto de Reidmayer de 1801. El conjunto se remata con un relieve del Padre Eterno situado en el ático. 

La talla de San José es una imagen de vestir, portando en su mano derecha la vara de plata de azucenas (símbolo de la pureza y de la estirpe de David) que le caracteriza, y en la izquierda una talla también de vestir del Niño Jesús. La imagen parece remontarse a finales del siglo XVIII, presentando rasgos muy personales que entroncan directamente con las características propias de la escuela del escultor Samuel Howe, no descartándose su autoría así como la de sus discípulos, destacando de entre ellos a José Tomás de Cirartegui Saralegui.


El conjunto fue restaurado en 1954 por el escultor isleño Antonio Bey Olvera, quién incluiría la leyenda antes citada y el esbozo de su propio autoretrato en la base del altar (no tenemos foto del mismo).


Junto al altar se halla una lápida realizada en mármol negro que recoge el Voto o Juramento de la Ciudad a San José con motivo de su intersección ante Dios en la epidemia de fiebre amarilla y vómito prieto que asoló la Villa en 1800. La lápida data del 25 de abril de 1801 y se hizo como documento indeleble para que aquel hecho sea conocido por venideros habitantes de esta Villa. 


San Servando.


San Germán.

Situada en las bases de los intercolumnios del altar, se sitúan las imágenes de San Servando y San Germán, Co-Patronos de la Ciudad y Patronos de la Diócesis. Ambos simulacros son de talla completa, con una rica policromía. Son de tamaño académico y se pueden encuadrar en el último tercio del siglo XIX. 

La iconografía de las dos imágenes es la tradicional con la que normalmente se le representa: con una mano alzan la cruz y la otra, con la que deberían sostener una palma (símbolo del martirio) de la que actualmente carecen, se haya encadenada a una de sus piernas simbolizando el calvario al que fueron sometidos.


Virgen del Pilar y San Judas Tadeo.

Imagen de escaso valor artístico situada en la pequeña hornacina que se halla debajo de la imagen de San José. La imagen se acompaña de una ráfaga realizada en orfebrería plateada y dorada. La Hermandad posee varios pilares de cerámica sobre los que ubicar a la imagen, que posee una importante devoción.


Lista de los cultos que celebra la Hermandad de San José a lo largo del año, situada en el banco del altar.


Antes de llegar al siguiente altar nos encontramos un cuadro representando a Jesús de la Divina Misericordia, siguiendo la iconografía que Santa Faustina Kowalska definió en el año 1934.


Altar de la Virgen del Rosario.

La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario fue fundada probablemente hacia 1656, con motivo de la erección de parroquia en la Isla de León en el Castillo de San Romualdo y el nombramiento del primer vicario y cura párroco.
Trasladada a la nueva Iglesia Mayor Parroquial, adquirió en propiedad en 1765 la primera capilla de la nave de la epístola por la cantidad de mil pesos, con su altar y su correspondiente bóveda para enterramientos, labrando además un magnífico retablo barroco.
La imagen es una talla completa de mucho mérito artístico, de autor anónimo, y existen dos teorías sobre su origen. Una defiende que es la imagen que estaba en la Primitiva iglesia del Castillo que, según es tradición, se trajo de Cádiz. La segunda afirma que se trata de una imagen de mediados del XVIII, de escuela genovesa. 


El ático del retablo tiene un relieve policromado y dorado, que representa la Anunciación.


Ángeles lampareros a ambos lados de la cornisa que separa el cuerpo del retablo del ático.


En las calles laterales del cuerpo, sobre dos peanas se encuentran las imágenes de San Francisco de Asís y de Santo Domingo de Guzmán.


San Francisco de Asís.


Santo Domingo de Guzmán.


San Antonio de Padua ocupa la hornacina del banco del retablo.


A ambos lados de los altares del crucero, el de la Virgen del Rosario y el de San Miguel, se encuentran sendos armarios cuyas puertas de madera están decoradas con motivos geométricos.


Escena del Via Crucis.


Al fondo la puerta que comunica con la Sacristía y otras dependencias de la Iglesia. A la izquierda un arco permite el acceso al Presbiterio. El resucitado es una imagen de serie de 1946.


Santa Cecilia.


En el año 1759, la Archicofradía del Santísimo y Ánimas suscribió una Carta de Filiación con la que era entonces la más célebre de entre todas las hermandades sacramentales del orbe católico, la Archicofradía del Santísimo Sacramento establecida en la iglesia conventual de Santa María sobre Minerva, de los PP. Dominicos de Roma. La Esclavitud participa desde entonces de las numerosas gracias e indulgencias concedidas a la hermandad romana por varios papas, las cuales se muestran en el presente documento fechado en 1770 y expuesto en la Sala de Duelo.


Cuadro de La Piedad, en cobre.


Medio relieve que representa a la Virgen del Carmen salvando a las Ánimas del purgatorio, que se encuentran desnudas rodeadas de llamas. De principios del siglo XX.



Dos cuadros representando distintas iconografías de la Inmaculada Concepción.


Cuadro de San Bartolomé.


Imagen de Jesús Resucitado de los talleres de Olot (Gerona), adquirida en el año 1946 por el párroco de la Iglesia Mayor, el Padre Camilo García Valenzuela.


La talla de la Virgen del Rosario es obra del imaginero isleño Alfonso Berraquero García y representa la dolorosa soledad de María tras el entierro del cuerpo de su Divino Hijo, llevando los brazos extendidos y alzando su rostro en señal de dolor y humilde aceptación. Fue bendecida el 19 de marzo de 1983 por el entonces Obispo de Cádiz, Antonio Dorado Soto. Mide aproximadamente 1.70 metros.


Campanario de madera en la Sala de Duelos.


Pila de agua bendita situada en la sala de duelos, a la entrada de la nave de la Epístola por la puerta trasera.


Presbiterio desde la Capilla del Resucitado y de las Ánimas.


Un arco comunica el presbiterio con el Sagrario. Podemos ver en la siguiente imagen de esta capilla, que en principio no existía dicho arco.


Capilla del Sagrario.


La capilla del sagrario de la Iglesia Mayor Parroquial fue profundamente restaurada entre 1916-1917 a iniciativa del arcipreste Macías Liñán gracias a donativos particulares. Fue construida con los donativos de una devota señora; es de moderno estilo gótico, en color corinto y oro, bajo bóveda románica, con la imagen del Corazón de Jesús. El obispo monseñor Rancés Villanueva bendijo el 31 de mayo de 1917 la nueva capilla con su altar y retablo presidido por la nueva imagen. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto jerezano Rafael Estévez, ejecutándolas el maestro Manuel Morales. El retablo neogótico fue construido por José Gil, reputado tallista sevillano que sería poco después el autor, bajo diseño de Accame, del paso de la Virgen del Carmen (1921), hoy de la Divina Pastora. En la pared opuesta se situó un cuadro de San Félix de Cantalicio, copia del de Murillo, hoy desaparecido. El exorno de la capilla se completaba con un comulgatorio de caoba y terciopelo; y con una lámpara pendiente de la bóveda, que fue comprada en la casa “Jorba” de Manresa (Barcelona).



Jesús y su primo, San Juan Bautista.


Junto a la reja de la capilla encontramos otra de las pequeñas pilas de agua bendita.


La nueva efigie del Corazón de Jesús fue adquirida por la fábrica parroquial isleña en los talleres de Font, también de Madrid. Fue considerada entonces como “una escultura de gran valor artístico por su completa expresión evangélica”. El simulacro continúa hoy presidiendo el sagrario de la Iglesia Mayor. Posteriormente se colocaron a ambos lados dos pequeñas imágenes de san Nicolás de Bari y de san Pío X, así como la reja exterior. Los “ángeles flotantes” de la bóveda fueron obra del Sr. Allely.


Crucificado de pequeño formato, conocido como Santísimo Cristo de Ánimas, que aparece sobre el Gólgota y una calavera a sus pies. De autor desconocido, era utilizado por la Esclavitud de Ánimas Benditas para las honras fúnebres de sus hermanos. Actualmente se encuentra expuesto al culto sobre el sagrario de la Iglesia Mayor, siendo utilizado durante los cultos internos de la Archicofradía de Medinaceli para presidir la mesa del Libro de Reglas.


San Pío X


San Nicolás de Bari


En la mesa de la Capilla del Sagrario, sobre una peana de mármol rojo, se encuentra el Sagrario propiamente dicho.

Comentar que la custodia mayor (de la que no tenemos foto) es de gran valor. Según decía un escritor de principios del siglo pasado, había oído relatar que esta custodia se encontró en la mochila de un soldado francés hecho prisionero en la batalla de Bailén y que era producto del saqueo que llevaron a cabo en España las tropas de Napoleón.


La vidriera con motivos eucarísticos situada a la izquierda fue realizada por la casa Maumejean, de Madrid.


Figura de Niño Jesús en una hornacina en la misma capilla.


San Rafael.


La Esclavitud del Santísimo Sacramento y Archicofradía de Ánimas Benditas (hoy día fusionada con la Hermandad de Medinaceli), una vez trasladada a la Iglesia Mayor, adquirió en 1765 la primera capilla de la nave del Evangelio, con su altar y bóveda para enterramiento. La asociación satisfizo totalmente, de una sola vez, la cantidad de 1.000 pesos escudos de a 15 reales de vellón, importe de la misma. La capilla cedida, la más cercana al sagrario, demuestra la situación de preponderancia y el valor como auxilio de la parroquia que tenía esta asociación de fieles a los ojos de la Iglesia local.

El traslado a la nueva iglesia y la compra de la capilla, altar y cripta conllevó la construcción de un retablo barroco, según los cánones estéticos de la época. El espléndido retablo data, pues, de esa época, de los primeros años de la década de 1760. Es simétrico al frontero dedicado a la Virgen del Rosario y en ellos se percibe una misma mano artística. Los dorados y las policromías de maderas e imágenes tienen el sello de Francisco Mortola, artista gaditano de origen genovés.
 
La parte central del retablo está presidida por la figura de san Miguel Arcángel, protector de las ánimas del purgatorio,  representado como príncipe de las milicias celestiales que vence al diablo (mostrado como una bestia medio dragón medio sierpe), y, a la vez, pesa en una balanza las almas de los muertos.

La imagen es de talla completa y de singular mérito artístico. Su rica policromía parece obra del citado Mortola. La atribución a la escuela genovesa parece correcta, dadas su elegancia clásica y su actitud contenida. 


El retablo está dominado y regido desde el ático por un relieve del Cordero místico y apocalíptico. Místico, portando el estandarte de la resurrección triunfal; apocalíptico, sobre el Libro de los Siete Sellos. Se trata de una alegoría del propio Dios Hijo como titular de la hermandad sacramental.



En los estípites que separan las calles del retablo, habitan figurillas que representan las ánimas de diversas jerarquías eclesiásticas y sociales.


Hornacina en la parte baja del retablo.

Escultura de unos 70 cm. de altura, que se encuentra en posición sedente con el niño Jesús en brazos, vistiendo el hábito carmelita y escapulario de la Orden en su mano derecha. De finales del siglo XVIII, de madera tallada, dorada, estofada y policromada en sus carnaduras.


San Antonio a la derecha del altar de San Miguel.


San José, a la izquierda del mismo altar. Imágenes de bulto, de tamaño académico, de madera tallada, dorada, estofada y policromada. De las mismas fechas que el retablo, y de autor desconocido.


Y finalmente, en el sotabanco, el escudo corporativo con el símbolo de "esclavo".


La Iglesia está iluminada desde el exterior por unas vidrieras en la parte alta, situadas en el arco que forman de las capillas, y están decoradas con diferentes motivos.


San José María Escrivá de Balaguer y Albás.


María Santísima de los Dolores rodeada por los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María.


Altar de la Virgen de los Dolores. 

El retablo de la Virgen de los Dolores lo diseñó y labró el escultor de cámara de Miguel Monfort.  Fue adquirido por la Orden en 1764. 
La imagen es una dolorosa de vestir anónima, de procedencia genovesa, tallada aproximadamente a finales del s. XVII o principios del s. XVIII. Está realizada en madera policromada. Mide aproximadamente 1,55 metros de altura. Se restauró en el año 1978 y 2009 por Alfonso Berraquero García. Representa a María, con las manos unidas en actitud de dolor y profunda meditación.


En el ático del altar se encuentra un Cristo crucificado.


Una ráfaga de orfebrería dorada, en la parte superior del ático, enmarca un escudo con la inscripción: No hay dolor como el mío. Y las iniciales V.O.T. (Venerable Orden Tercera); lo completan dos símbolos alusivos a la iconografía de la Virgen y una cruz bizantina. 


Santa Juliana de Falconieri.

A ambos lados de la imagen de la Virgen hay dos de los 7 fundadores de la Orden de los Servitas: San Felipe Benicio y Santa Juliana de Falconieri.


San Felipe Benicio, ambas son de talla estofada y policromada y datan del siglo XVIII.


Virgen de Fátima situada en la hornacina inferior del retablo.


Inmaculada Concepción.

Imagen procedente de la iglesia del Castillo de San Romualdo.


San Antonio Abad.

No sabemos la fecha exacta de la fundación ni de la aprobación eclesiástica, pero está documentado que ya existía en 1746. La Hermandad de San Antonio Abad permaneció en la capilla del Puente durante más de tres décadas y no se trasladó a la nueva parroquia diocesana cuando esta estuvo consagrada, tal como hicieron otras hermandades, sino años más tarde, hacia 1782. Al año siguiente formalizó la adquisición a título de censo de la cuarta capilla de la nave del Evangelio, donde se veneraba el icono de la Virgen del Pópulo, que fuera titular de la Compañía Espiritual de su nombre, y las imágenes de un par de santos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. 
La corporación no tenía, al parecer, más patrimonio que la imagen del santo titular, de autor desconocido y de talla completa: el patriarca está representado como un anciano barbudo, que viste el sayal y capucha de los monjes de su orden y que muestra atributos característicos, alusivos a su vida y milagros, como la cruz en forma de tau (t griega) usada como bastón o báculo, la esquila, el cerdo, las llamas y un libro de reglas. Esta antigua efigie continuó presidiendo la cuarta capilla de la nave del Evangelio de la Iglesia Mayor durante décadas, ya sin hermandad, hasta que fue trasladada al ático de la misma a principios del siglo XX, donde sigue. En su lugar, la capilla fue presidida por una imagen del Corazón de María de escaso valor artístico, y luego, desde mediados del siglo XX, por la meritoria imagen de la Inmaculada Concepción procedente de la parroquia del Castillo.


San Juan de Dios.


San Cayetano.


San Francisco de Paula se encuentra en la hornacina sobre la mesa de altar del retablo.


Altar del Cristo de Medinaceli.

El retablo fue bendecido el 1 de noviembre de 1959 y realizado por Luis Jiménez Espinosa, Manuel Guzmán Bejarano y Antonio Martín Fernández. Es de estilo barroco en madera tallada, estofada y sobredorada. En 1981 se le realizó una nueva peana, por los mismos artistas. Consta, sobre fondo en madera dorada, con abundante decoración, de camarín central y de dos columnas laterales, culminadas por jarras de azucenas, que sostienen un dosel con el primitivo escudo de la Esclavitud.


La imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado es de vestir, tallada en madera de pino y policromada por José Romero Morillo, discípulo de Antonio Castillo Lastrucci, en el año 1944. Representa la imagen de un Cautivo (165 cm.), vestido con su túnica, en el momento evangélico de la pasión, en el cual Cristo acepta con humildad su crucifixión y se encuentra en espera de recibir la cruz para iniciar su camino hacia el Calvario. 


En el ático del retablo aparece el escudo antiguo de la Hermandad.


Virgen María con el Niño Jesús y Santa Gema Galgani ocupan la hornacina de la parte baja del retablo.


Bajo las estípites laterales del retablo se hallan dos cabezas de ángeles acogidas en una nube sobre una copa de hojas de acanto.


Altar de la Hermandad de la Columna, donde hasta 1893 se encontraba el antiguo altar de San Pablo.



La imagen de Cristo fue realizada por Vicente Tena en el año 1893, es de talla completa, representa al Señor maniatado y apoyado en una columna mientras recibe el castigo de la flagelación. Su anatomía, bien concebida, muestra detalles impresionantes como la espalda, totalmente llagada y ensangrentada, contraída a la espera del golpe de látigo. Compositivamente la imagen conforma una línea quebrada con respecto a la verticalidad de la columna.

La columna que porta es baja, es decir, está en consonancia con la corriente iconográfica surgida del Concilio de Trento, donde se propugna la utilización de la columna troncocónica, de acuerdo con la existente en la iglesia romana de Santa Práxedes, llevada en 1233 a Roma por el Cardenal Juan Colonna tras haberse descubierto en el pretorio de Pilatos.


La Virgen de las Lágrimas es una imagen de vestir que fue adquirida al precio de 194 pesetas, constatándose que mide 1,55 metros con ráfaga y puñal. Obra de Vicente Tena del año 1898. Su bendición fue el 5 de febrero de 1899. La imagen se recibe con las manos entrelazadas y en el año 1938 se bendice de nuevo la Imagen de nuestra Señora María Santísima de las Lágrimas después de ser reformadas sus manos y colocadas las Lágrimas. 

La imagen de Nuestra Señora de las Lágrimas fue colocada inicialmente sobre una repisa en el pasillo situado a la salida de la sacristía, donde hoy se abre el despacho parroquial. Posteriormente fue ubicada en uno de los dos retablos situados en la cabecera de la nave de la epístola simétrica a la capilla del Sagrario, denominada hoy Sala de Duelo. Ahí fue venerada durante más de medio siglo, hasta principios de la década de 1960 en que pasó al altar del Cristo durante las profundas reformas que experimentó el templo.



Dos arcángeles de talla completa de 0,73 metros con porta tulipas, son obras de Alfonso Berraquero García del año 1988, estas tallas se encuentran en el Altar cada uno a un lado del mismo y forman parte del Paso de Palio de María Santísima de las Lágrimas.


En esta imagen tomada el día 15 de marzo de 2016 podemos los dos sayones que forman parte del misterio, son obras de Vicente Tena en el año 1894, de talla completa y de lograda expresión despiadada, dentro del socorrido hábito artístico propio de muchos imagineros consistente en expresar la maldad del espíritu con la fealdad física. En el año 1991 fueron sometidos a una profunda restauración por Alfonso Berraquero García.


San Martín de Porres.


Cristo de la Buena Muerte, perteneciente a la Orden Servita, obra del escultor isleño Alfonso Berraquero del año 1976, es imagen de resina acrílica, de tamaño académico, es decir, menor que el natural y de estilo barroco-renacentista.


Un lienzo situado a los pies de la nave del evangelio, colgado en la pared que da frente a la capilla del Sagrario de la Iglesia Mayor Parroquial representa a la Virgen del Pópulo. La devoción a dicha advocación llegó a la Isla en 1690, la compañía espiritual del Rosario de Ntra. Sra. del Pópulo se fundó a imitación de su homónima gaditana de finales del siglo XVI.
La Congregación del Pópulo tuvo su primera sede en el desaparecido Hospitalito de Pobres Transeúntes que fundara don Jorge de Ispis a fines del XVII y que estuvo situado en la actual calle Santísima Trinidad esquina a Real.

Don Diego de Barrios, rico comerciante gaditano hacendado en la Isla de León, donó en 1696 un terreno, situado en las inmediaciones de la plazuela de las Tres Cruces (hoy Alameda Moreno de Guerra), a la congregación para que labrara capilla propia. La corta procesión de traslado y toma de posesión del terreno que se efectuó es uno de los primeros cortejos procesionales isleños de los que tenemos noticias. La edificación de esta capilla fue uno de los caballos de batalla de la asociación isleña a lo largo de las décadas siguientes. Debido a las penurias económicas, nunca fue concluida.

Extinguida la congregación, en 1740, la capilla inconclusa fue demolida en 1757 y los materiales y terrenos fueron subastados por el obispado, tras alcanzar un acuerdo con los herederos de don Diego de Barrios. Junto a la nonata Capilla del Pópulo, por cierto, se edificó el Hospicio de San Francisco y su iglesia, la actual Parroquia Castrense.

El icono titular fue trasladado a la nueva parroquia diocesana en los primeros años de la década de 1760, asignándosele el penúltimo altar de la nave del evangelio, donde se establecería veinte años después la Congregación de San Antonio Abad. La imagen de la Virgen del Pópulo, ya sin asociación de fieles que le rindiera culto, estuvo luego situada en diversas partes del templo parroquial. 


Ventana desde el interior de la torre izquierda que comunica con la nave del Evangelio.


Puerta de acceso a las torres.

Cuando la restauración de 1984, las escaleras de acceso a las torres, que eran de madera, estaban muy deterioradas y se sustituyeron por escaleras de hierro.




Posteriormente, tras la reforma de 1959, el órgano fue trasladado al coro alto, sobre la puerta de entrada. Desaparecieron también dos ángeles lampareros, de magnífica talla, que había a ambos lados del altar mayor, así como la verja de hierro fundido del presbiterio y el púlpito de mármol blanco con dibujos en rojo y negro.


Puerta de entrada al coro alto, en la torre izquierda de la iglesia.


Se conserva el escalón de ladrillos de entrada al coro.


El coro se encuentra a los pies de la nave central y está iluminado por medio del óculo que se encuentra en la parte superior del primer cuerpo de la fachada principal.


Órgano situado en el coro desde su traslado en 1959.


Fotografía de la nave central desde el coro.



Barandilla de hierro fundido en el coro alto.


Cancel y coro alto.


Balcón desde el interior de la torre.


La Sacristía es un amplio salón rectangular al fondo del cual hay una habitación cuyas ventanas dan a la fachada lateral izquierda de la Iglesia, calle Capataz Nicolás Carrillo. 


La imagen de San Pedro sedente, vestido con paramentos de sumo pontífice y en actitud de bendecir, fue tallada entre 1772-1778 por Juan Gandulfo, imaginero gaditano de origen genovés. José de Arenas fue el encargado del dorado y estofado de la imagen.

La efigie fue encargada para que presidiera el altar mayor de la nueva Iglesia Mayor Parroquial de San Pedro, consagrada pocos años antes por el prelado fray Tomás del Valle. Estuvo situada en ese sitio principal del templo durante cerca de dos siglos, aunque también cambió temporalmente hacia otros lugares de la iglesia. Hasta que en 1958 este icono del primer obispo de Roma fue trasladado de las dependencias interiores del templo (sacristía y otras), donde permanece actualmente.

Esta imagen de San Pedro fue titular de una confraternidad de sacerdotes que se fundó justo el mismo año de su entrega al templo parroquial (1778).


Pequeña imagen del Niño Jesús de Praga, de talla completa, relativamente en buen estado de conservación, aunque ha perdido algunos dedos y el orbe terráqueo que portaba en su mano izquierda. Se desconoce su procedencia, aunque podría vincularse bien a una obra de Vicente Tena que en 1901 fue ofrecida a la Hermandad de la Columna por 75 pesetas, bien al Niño Jesús de Praga que se veneró en la desaparecida Capilla del Auditor.


Replica del cuadro del pintor Francisco Javier Riedmayer que alude al hecho de la invocación del pueblo a San José durante la epidemia de peste a principios del siglo XIX. El original se encontraba en la Sala Capitular del Ayuntamiento con una leyenda explicativa del suceso. En 2010 se trasladó al despacho de la alcaldía en el museo.


Pintura original en el despacho de la alcaldía en el Museo Histórico Municipal.


Replica del cuadro de Riedmayer, pintor alemán del siglo XVIII y XIX, que se estableció en Cádiz siendo muy joven y donde terminó su educación y formación artística.


Cuadro de San Félix de Cantalicio (1512-1587) fue un fraile italiano, lego de la Orden de los Capuchinos. Canonizado en 1712 por Clemente XI.  Este cuadro es una copia del original pintado por Murillo entre 1665-1669 para la Iglesia del convento de los capuchinos de Sevilla y que hoy se encuentra en el Museo de Bellas Artes de la capital andaluza. Fue donado por el obispo gaditano fray Félix María de Arriete (1863-1879), capuchino, en honor de su patrón. Durante años se creyó erróneamente que era San Cayetano. Estuvo situado en el baptisterio y hoy día se encuentra en la Sacristía.  Existe otra copia en la Parroquia de San Francisco, quizá donado por el mismo obispo, y que se encuentra en las dependencias interiores de la parroquia.  


Fuente situada en la habitación contigua a la Sacristía.

Congregación de la Inmaculada Concepción y San Luis Gonzaga vulgarmente como "Los Luises", fue una asociación de corte mariano y juvenil y de inspiración jesuítica. Fue fundada y erigida en 1910. La patrona principal d ela asociación era la Inmaculada Concepción y el patrón secundario era san Luis Gonzaga (1568-1591), novicio jesuita italiano fallecido a los 23 años, canonizado en 1726, propuesto como modelo de vida para los jóvenes; laa Congregación llegó a tener también sección infantil cuyo patrón era san Estanislao de Kotschka, también santo jesuita.

Los "Luises" debían celebrar cultos especiales en las festividades de sus patronos (8 de diciembre y 21 de junio), así como ejercicios los primeros domingos de cada mes. También se comprometían a hacer vela ante el Santísimo Sacramento y asistir a sus procesiones. La imagen de la Inmaculada Concepción a la que rendian culto no era la muy antigua y meritoria que actualmente se venera en uno de los altares de la nave del evangelio, sino otra de mayor tamaño cuyo paradero se desconoce; la imagen de san Luis Gonzaga, de tamaño pequeño, "se encontraba en una pequeña capilla situada en una de las columnas de la nave central" y hoy día puede verse en la sacristía.


Escalera de acceso a la Iglesia desde la puerta de la fachada posterior.


Imagen de San Pedro situada entre la Sacristía y un despacho parroquial.



Entrada a la Cueva.


La cripta o semisótano es conocida como La Cueva y tiene acceso por la parte posterior de la iglesia, bajando unos escalones. Consta de una amplia nave bajo bóveda de solo 3,87 metros de altura y que coincide con la nave central de la iglesia. A la derecha e izquierda unos gruesos muros corridos de más de dos metros de espesor forman la cimentación sobre la que se levantan las columnas del templo y son atravesados por unos ambulacros que conducen a los locales que quedan bajo las naves laterales del mismo. Estos locales tienen unos ventanales altos a la altura del piso de las calles laterales de la iglesia. 
Durante una época en cueva se hacían celebraciones.




Osario situado a la derecha de la Cueva, bajo la nave izquierda de la Iglesia. 


Ambulacro de acceso a las dependencias que hay a los lados de la Cueva.


Las ventanas de las dependencias que hay a la derecha e izquierda de la Cueva dan a las fachadas laterales de la Iglesia, al Callejón de la Soledad y a la calle Capataz Nicolás Carrillo.


Dichas ventanas están decoradas con vidrieras.


En las fachadas las ventanas quedan a pie de calle y están protegidas con una reja.


 La nave central de la cripta termina en unos pequeños huecos de ventilación en alto que comunican con la contrahuella del escalón de la entrada de la Iglesia, junto a la verja.


En esta nave se encuentra el enterramiento del párroco de esta Iglesia el padre Vigo.



La fachada posterior a la calle Pérez Galdós, llamada antiguamente San Bernardo, se encuentra muy modificada y alberga varias viviendas, despachos, archivos y otras dependencias de la parroquia. En la fotografía vemos una antigua placa de mármol con la inscripción: Aquí se llama para los sacramentos.


Fachada lateral derecha en Callejón de la Soledad


Las fachadas laterales carecen de valor arquitectónico, aunque destaca en el primer tercio de las mismas la colocación de otras dos puertas de acceso al templo, que no son utilizadas, y que van enmarcadas con ricas y originales molduras.


Puerta lateral en fachada derecha tras la cual queda actualmente el altar de la Virgen de la Trinidad como ya comentamos al hablar de su capilla.


En el lateral derecho de la Iglesia que queda en el Callejón de la Soledad, hay una espadaña con una pequeña campana.


Campanario trasero.


Puerta en fachada lateral izquierda


Fachada izquierda en calle Capataz Nicolás Carrillo.


Aunque puede parecerlo, no es un edificio rectangular. Su fachada principal mide 27 cm. más que la posterior y sus fachadas laterales difieren medio metro.

En 1984 , en el mes de febrero, comenzó la restauración la iglesia Mayor. Como los planos originales fueron destruidos durante la II república, fue necesario trazar nuevos planos. Se comenzó por lo más urgente que eran los tejados. 


Planos publicados en el libro  "La construcción de la Iglesia Mayor de la Real Isla de León", de José María Cano Trigo, 1985.





Fotografías nocturnas de Diego Bernal Bugatto.

Bibliografía:

"La construcción de La Iglesia Mayor de la Isla de León",  José María Cano Trigo, 1985.

"San Fernando Evocación de un siglo", Joaquín Quijano Párraga, 1998.

"Historia de las HH. isleñas extinguidas"; "Vicente Tena"; "Archicofradía del Santísimo y Ánimas 275 Aniversario"; "El Sagrado Corazón de Jesús", Fernando Mósig Pérez.

"Nuestro Padre Jesús Nazareno. Una posible obra de F. Galleano", M.Pérez Estrada y J.Garrido Pérez.