La calle Juan Van Halen comienza en la calle Lauria y termina en la calle San Onofre. En el tramo del principio, a la izquierda, hay una serie de casas retranqueadas ante las cuales queda una acera de gran amplitud. A finales de la década de los sesenta del siglo pasado aún estaba en este lugar el Horno del Cuco.
Esta calle ocupa los antiguos terrenos de olivares de donde toma su nombre la calle Olivarillo que se encuentra paralela a la que estamos comentando. En su acera derecha nada más comenzar encontramos el Mercado San Antonio que hace esquina con la calle Lauria y está ubicado donde estuvo el Patio San Antonio.
Imagen de Google maps.
En los alrededores del Mercado de San Antonio, los miércoles se instalan varios puestos de venta ambulante.
Fotografía de las Huertas de Olivarillo. Tras el poste de primer término se ve la Iglesia del Carmen.
Las construcciones de esta calle son en su mayoría bloques de viviendas, en esta zona no se encuentran casas antiguas porque fueron huertas hasta principios de los años sesenta cuando comenzaron a construirse los primeros edificios de viviendas.
Placa situada en una de las fachadas de esta calle.
La Historia de la Isla en sus Placas. Blog de Carlos Facio.
Zona media de la calle en la que podemos observar que todas las construcciones son bloques de viviendas de varias plantas.
Azulejo dedicado a la Virgen de Fátima situado en una fachada.
Distancia mínima entre las ventanas y balcones de estos dos bloques, extraña forma de hacer un proyecto con las garantías mínimas de privacidad.
En 1966 se terminaron de edificar los bloques de ladrillo visto que fueron una novedad para la vista de los isleños que estamos acostumbrados a las fachadas pintadas especialmente de blanco.
Rincones entre los bloques de la zona baja de la calle.
Naranjos
Estos son los primeros bloques de viviendas que fueron construidos en esta zona, se terminaron de hacer en 1962, su entrada la tienen por la calle Olivarillo.
Zona infantil situada entre la calle Olivarillo y Juan van Halen.
Pasando el Mercado, en la misma acera, encontramos el Colegio de Educación Infantil y Primaria Andalucía que tiene otra entrada por la calle Santa Bárbara, paralela a ésta.
Puerta del Colegio Andalucía.
En tramo de calle que aparece en esta imagen es también parte de la calle Juan van Halen en la esquina con la calle San Onofre. Esta calle tiene dos desembocaduras a San Onofre y un pequeño ramal entre dos bloques.
Desembocadura de la calle Juan van Halen en la calle San Onofre.
Imagen de google maps
La calle Juan van Halen fue denominada en C.M.P. el día 30 de diciembre de 1964.
Ha sido conocida como Segundo Olivarillo y en su esquina con la calle San Onofre como El Cantillo. También tuvo el nombre de Rivera.
Juan Manuel Julián Antonio Van Halen y Sarti, Murphy y Castañeda, más conocido como Juan Van Halen (Isla de León, Cádiz, 16 de febrero de 1788 – Cádiz, 8 de noviembre de 1864), fue un marino y militar español.
Era hijo del oficial de la Armada Antonio Van Halen y Murphy, caballero de la Orden de Alcántara, que llegaría a ser Jefe de División en la Secretaría de Marina y Secretario de Carlos IV, con nobles antepasados de origen flamenco e italiano. En Italia poseyeron el condado y la baronía de Mirabello y en Flandes, entre otros, los señoríos, luego baronías, de Halen y de Perwez. A través de la madre de su directo antepasado Sir Frank Van Halen, noble flamenco al servicio de Eduardo III de Inglaterra, Caballero de la Orden de la Jarretera en 1359, Juan Van Halen descendía de Carlomagno. Alcanzó los grados de teniente general del Ejército belga, mariscal de campo del Ejército español y mayor general del Ejército ruso.
Guardiamarina de la Real Armada Española, embarcó en 1803, con 15 años, en la fragata Anfítrite en singladura que le conduciría a La Habana (Cuba) y a Veracruz (México). Formó parte, como sub-brigadier de Guardiasmarinas, de la fragata Santa María Magdalena, de la escuadra de Gravina, en una travesía que concluyó en las aguas de Trafalgar. (Wikipedia)
El legado de un aventurero, documento destacado de marzo en el Archivo
El testamento de Juan Van Halen revela las últimas voluntades de un gaditano singular
El testamento de Juan Van Halen es el documento destacado de este mes de marzo en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Así, quienes visiten el edificio de la Casa de las Cadenas podrán descubrir las últimas voluntades de este gaditano singular, pero también la vida de quien fue llamado por Pío Baroja el "oficial aventurero". Van Halen llevó una vida azarosa por escenarios de toda Europa, América y el Oriente, conoció a personajes como Napoleón o el Zar Alejandro I y fue héroe de cuatro naciones, personaje literario, conspirador y escritor. Le condenaron dos veces a pena capital y fue torturado en las cárceles de la Inquisición. Su testamento se encuentra en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz. En el texto, el propio Van Halen se intitula en su testamento como "teniente general de los ejércitos belgas y mariscal de campo de los españoles".
Nacido el 16 de febrero de 1788 en San Fernando, fue hijo del teniente de fragata gaditano Antonio Van Halen Morphy-Connan y de la cartagenera Francisca Sartí. Como miembro de una familia dedicada a la Real Armada, con 14 años ingresó en la Real Compañía de Guardamarinas. A los 20 años es destinado a Madrid tras labrarse fama de excelente marino después de realizar campañas y desembarcos en Latinoamérica. Ya como alférez de fragata participó en la cruenta batalla de Trafalgar.
Tiene una heroica actuación en el levantamiento del 2 de mayo de 1808, y perseguido por los franceses, huye a El Ferrol, en donde se ofrece como oficial al ejército inglés. En una de las refriegas es hecho prisionero por el mariscal Soult, quién le condena a muerte, de la que se libra en el último momento por su juventud. Con la capitulación, los españoles se ven obligados a prestar juramento al rey intruso, José I, y el marino isleño es designado oficial ayudante de su Guardia Real. Terminada la ocupación de España, sigue a José Bonaparte, pero este humilla a Van Halen y lo despide. Posteriormente, se acoge a la amnistía decretada por España para los que habían servido a Bonaparte, y regresa en 1814.
Van Halen se alinea con los opositores al régimen absolutista e ingresa en la masonería como medio para conspirar contra el rey tirano. Es detenido y encarcelado en castillo de Marbella, siendo condenado a muerte, pero la intervención de Palafox, le salva en última instancia. Tras ello, Fernando VII lo indulta.
Trasladado a Muercia, este singular aventurero funda una logia masónica y conspira para restablecer la Constitución de Cádiz. Por todo esto, es detenido por el Santo Oficio y trasladado a la cárcel inquisitorial de Madrid, donde se le tortura para que delate a sus compañeros masones, aunque logra escapar y huye a Inglaterra. Desde Londres viaja a Rusia, donde el zar Alejandro I le nombra coronel de sus ejércitos. Regresa a España durante el trienio liberal, aunque la vuelta del absolutismo le lleva de nuevo al exilio junto a su primera esposa. Pasa por Cuba, Filadelfia, Nueva York o París. Y también en Bélgica, donde se enrola en el ejército de aquel país. Otra vez en España, se reincorpora al ejército y lucha contra los carlistas, además de participar en otras batallas y revoluciones del convulso siglo XIX. Estableció su residencia en El Puerto, donde queda sometido a vigilancia policial por mandato de O'Donnell. Enviudó en 1859 de María del Carmen Quiroga y se casó poco después con Clotilde Butler. Murió en Cádiz, con 76 años, el 8 de noviembre de 1864.
En su testamento, fechado el 6 de junio de ese mismo año, Juan Van Halen encomienda su alma a Dios, establece cómo debe ser su entierro, relata sus dos matrimonios, los ahorros con que cuenta, señala como propiedad una salida comprada en Puerto Real, garantiza una pensión a su viuda, nombra albaceas y apunta a su hijo Juan Van Halen y Quiroga como heredero universal.
Nacido el 16 de febrero de 1788 en San Fernando, fue hijo del teniente de fragata gaditano Antonio Van Halen Morphy-Connan y de la cartagenera Francisca Sartí. Como miembro de una familia dedicada a la Real Armada, con 14 años ingresó en la Real Compañía de Guardamarinas. A los 20 años es destinado a Madrid tras labrarse fama de excelente marino después de realizar campañas y desembarcos en Latinoamérica. Ya como alférez de fragata participó en la cruenta batalla de Trafalgar.
Tiene una heroica actuación en el levantamiento del 2 de mayo de 1808, y perseguido por los franceses, huye a El Ferrol, en donde se ofrece como oficial al ejército inglés. En una de las refriegas es hecho prisionero por el mariscal Soult, quién le condena a muerte, de la que se libra en el último momento por su juventud. Con la capitulación, los españoles se ven obligados a prestar juramento al rey intruso, José I, y el marino isleño es designado oficial ayudante de su Guardia Real. Terminada la ocupación de España, sigue a José Bonaparte, pero este humilla a Van Halen y lo despide. Posteriormente, se acoge a la amnistía decretada por España para los que habían servido a Bonaparte, y regresa en 1814.
Van Halen se alinea con los opositores al régimen absolutista e ingresa en la masonería como medio para conspirar contra el rey tirano. Es detenido y encarcelado en castillo de Marbella, siendo condenado a muerte, pero la intervención de Palafox, le salva en última instancia. Tras ello, Fernando VII lo indulta.
Trasladado a Muercia, este singular aventurero funda una logia masónica y conspira para restablecer la Constitución de Cádiz. Por todo esto, es detenido por el Santo Oficio y trasladado a la cárcel inquisitorial de Madrid, donde se le tortura para que delate a sus compañeros masones, aunque logra escapar y huye a Inglaterra. Desde Londres viaja a Rusia, donde el zar Alejandro I le nombra coronel de sus ejércitos. Regresa a España durante el trienio liberal, aunque la vuelta del absolutismo le lleva de nuevo al exilio junto a su primera esposa. Pasa por Cuba, Filadelfia, Nueva York o París. Y también en Bélgica, donde se enrola en el ejército de aquel país. Otra vez en España, se reincorpora al ejército y lucha contra los carlistas, además de participar en otras batallas y revoluciones del convulso siglo XIX. Estableció su residencia en El Puerto, donde queda sometido a vigilancia policial por mandato de O'Donnell. Enviudó en 1859 de María del Carmen Quiroga y se casó poco después con Clotilde Butler. Murió en Cádiz, con 76 años, el 8 de noviembre de 1864.
En su testamento, fechado el 6 de junio de ese mismo año, Juan Van Halen encomienda su alma a Dios, establece cómo debe ser su entierro, relata sus dos matrimonios, los ahorros con que cuenta, señala como propiedad una salida comprada en Puerto Real, garantiza una pensión a su viuda, nombra albaceas y apunta a su hijo Juan Van Halen y Quiroga como heredero universal.
Publicación de Diario de Cádiz del día 12 de marzo de 2015 en su sección Ocio y Cultura.
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