domingo, 12 de agosto de 2012

CALLE CAYETANO DEL TORO




La calle Cayetano del Toro es la continuación de la calle Calderón de la Barca, que ya hemos visitado en este blog.
Comienza en la calle Hermanos Laulhé y finaliza en la calle 24 de Septiembre de 1810.
Antiguamente se llamó Santa Inés hasta que pasó a denominarse con el nombre del afamado médico gaditano, Don Cayetano del Toro, "Marqués de Arellano", científico y político.
Es una calle de poco interés arquitectónico, y en su primer tramo se encontraban instalados dos comercios muy conocidos por los isleños, La tienda de regalos y menaje del hogar de Rosario la de la loza, "Bazar Melero", y el establecimiento de sombreros, gorras, zapatillas, etc...de Joselito el ditero, "Calzados La Española". Hoy día encontramos en el lugar de este comercio una cafetería y local de copas llamado Firaf, mientras que en el antiguo bazar se ha abierto recientemente un restaurante llamado El Anticuario, profusamente decorado con herramientas y aperos del campo, así como con una gran cantidad de objetos ya en desuso.




En esta imagen que he sacado del googlemaps, vemos que en la esquina aún se encontraba el comercio de Melero y a continuación,con los rótulos en rojo, vemos el establecimiento de confecciones La Amistad, propiedad de don Francisco Mota Mayorga, que continúa abierto al día de hoy, siendo atendido por él mismo y su amabilísima hija. 
Durante años estuvieron en el número 7 de esta calle, los talleres del semanario Mirador de San Fernando, que comenzó su andadura el 14 de Julio de 1965 hasta que sacó su último número el 4 de Enero de 1988. Fueron 23 años sin interrupción. Al final, fue Don Fernando Miranda el máximo responsable de la publicación que contó con la colaboración inestimable de Pepe Reyes, Enrique Montiel, Pepe Hurtado, Joaquín Quijano, Germán Caos, Juan Mena, Rafael Duarte, ....además de mi amigo bloguero Carlos Facio, que durante los años 1978 ó 1979, escribió algunas semanas un artículo bajo el título de "Mi ojo crítico", hasta que por defender sus principios tuvo que dejar dicha colaboración.
Muchos isleños estuvieron suscritos a la publicación durante toda su singladura y hoy día se conservan con gran cariño. Mi padre tiene todos los números encuadernados siendo una fuente inagotable de datos para mis inquietudes sobre las cosas de mi ciudad.



Fotografía de los talleres del semanario Mirador de San Fernando.



En esta foto publicada por el güichi de Carlos vemos la esquina de esta calle con la de San Diego de Alcalá, en esa finca parece que estuvo la Posada de Rendón allá en el año 1813, la primera posada que no pertenecía al Duque de Arcos. Desde mediados del siglo pasado lo que allí había era un pequeño negocio de cacharros de barro, pinceles para encalar, escobas de palma, sopladores de esparto, cal, etc..., y creo recordar que se podían cambiar tebeos y novelas, era la tienda de Juana la de la cal y de su hermana Isabel Aragón Rendón, no creo que sea casualidad que su segundo apellido coincida con el nombre de aquella antigua posada.


(Imagen de Google maps de 2009)

Imagen actual del edificio que se mantiene bastante bien conservado. Observar la decoración en las ventanas del piso alto. La puerta situada en la esquina sigue siendo un negocio pero han sido muchos los cambios que ha tenido desde aquel entrañable lugar de cantarillas y tinajas.



Esta imagen tomada a mitad del recorrido de la calle muestra que se mantienen muchas viviendas con el aspecto de siempre aunque en muchas de ellas se ha construido una planta alta.



Tienda de comestibles Casa Eduardo, que ofrece el mejor jamón serrano del barrio.



Confecciones Tinoco, un comercio con solera.

Al final de esta calle estuvo la fábrica de gaseosa De Celis que comenzó con las viejas botellas cerradas por presión con una bola, (la gaseosa del bolindre como recuerda mi padre), y que luego ya pasó a cerrarse con el tradicional tapón de las gaseosas. También tenían botellas de sifón, y según he oído, las mejores tortillitas de camarones, las de María de la Venta de Vargas, llevaban este agua de sifón para que le salieran bien los encajes de los bordes.



En esta foto tomada en la Venta de Varga, don Jesús Picardo nos muestra una de las botellas de sifón de la marca DeCelis. 



Don Cayetano del Toro y Quartiellers, Marqués de Arellano, (n. en Cádiz el 4 de octubre de 1842, íb. el 2 de enero de 1915). Fue médico oftalmólogo y otorrinolaringólogo, así como Alcalde de Cádiz y Presidente de la Diputación.
Escribió varias obras didácticas y técnicas sobre medicina. Daba clases gratuitas a los alumnos de la Facultad de Medicina en una clínica que fundó en 1871, en la cual atendía a la población menos favorecida, con lo que se ganó el sobrenombre de "Padre del Pueblo".
En su faceta política, siendo alcalde, se celebró el centenario de la guerra de la Independencia, creando el Museo Iconográfico e Histórico de las Cortes y Sitio de Cádiz.


Así se publicó en el Diario de Cádiz la noticia de su muerte.



4 comentarios:

  1. Hola de nuevo, Leonor.

    Pues mira, te voy a dar una sorpresa, ya que mencionas El Mirador de San Fernando: dices que grandes escritores locales escribieron ahí, efectivamente... y yo también, aunque, claro, no estoy al mismo nivel.

    Aproximadamente, fue en el año 1978 ó 79; durante varias semanas escribí un artículo semanal, bajo el título "Mi ojo crítico". No duré mucho, la verdad, porque parece ser que Avelino Arias, alcalde en esa época, se molestaba con mis comentarios; D. Fernando Miranda me sugirió "suavizar" las críticas, y ya ahí rompimos, le dije que nada de nada, que eso es lo que había...

    ¿Qué te parece?.


    En cuanto a la entrada, pues como siempre, muy esclarecedora, y con bonitas fotos.

    Saludos.

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    1. Carlos, qué sorpresa! en cuánto vaya a casa de mi padre buscaré aquellos artículos tuyos. Y te felicito por no dejar que nadie coartara tus opiniones.

      Un abrazo.

      Leonor

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    2. Repasando esta entrada, veía algo raro. Tan es así, que empecé a repasarla desde el principio. Yo recordaba haberla leido ya, pero, no sé, la veía distinta.... hasta que ¡caí!.

      La has modificado, Leonor, y me mencionas, ante mi sorpresa e incredulidad ("Dificultad o reserva que tiene una persona para creer lo que ve...").

      Uno, la verdad, no se cree merecedor de tal honor (palabra que, por cierto, rima con tu nombre); pero tampoco quiero pecar de falsa modestia, pues siempre es agradable que le tengan en consideración (como dijo aquél, que hablen de uno, aunque sea mal..) que no es el caso, ni mucho menos.

      Así que muchas gracias, Leonor, por acordarte de este espíritu crítico.

      Por cierto, ¿encontraste los ejemplares del Mirador con mi firma?.

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    3. Ayer estuve ojeando y hojeando los Miradores de los años 79 y 80 y no logré dar con tus artículos, quizá son de otro año, pero no creas que voy a dejarlo, todas las tardes me paso por casa de mis padres y seguiré buscando. Si tienes fechas exactas dímelas para facilitar la búsqueda.

      El honor es mío de tener amigos tan agradecidos.
      Un saludo.

      Leonor

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