Continuando en los aledaños del Parque Almirante Laulhé, encontramos la última de las calles que lo rodean, la Avenida del Doctor José Revuelta Soba que tiene su recorrido entre la calle General García de la Herrán y General Pujales. Anteriormente se llamó Caídos en la Cruzada.
Subiendo la calle lo primero que nos encontramos a mano derecha es el edificio del Patronato de Deportes y a continuación una entrada al aparcamiento que se construyó sobre los terrenos de la Piscina Municipal y que ya comentamos en la entrada de la calle General Pujales.
Fotografía aérea de las piscinas.
La reja que aparece en esta fotografía da acceso al Pabellón de Deportes que tiene otra entrada por la calle interior del Parque que toma el nombre del mismo, calle Parque Almirante Laulhé.
En la parte de arriba, a un tramo de distancia de la calle General García de la Herrán, esta calle hace esquina con una de las que forman parte de la Barriada del Parque o Barriada de Francisco Franco o del Generalísimo -que con todos esos nombres la hemos encontrado-. Esa calle que está enfrentada con la del interior del parque tiene el nombre de Escritor Manuel Barrios siendo la más larga de todas las de la barriada, llegando hasta Puerto de Palos.
Al fondo de esta antigua fotografía vemos la Barriada del Parque, recién construida, se inauguró el 15 de Abril de 1956. Frente a los últimos bloques, en lo que hoy es Escritor Manuel Barrios, no había nada construido, aún era una zona de huertas.
Puerta del Polideportivo en el Paseo Virgen del Buen Fin.
Imagen de Torre Alta tomada desde la parte de arriba de la calle que estamos visitando.
Lateral del parque paralelo a esta calle. Al fondo la Iglesia de San José Artesano que fue bendecida en el año 1998. Anteriormente era una pequeña capilla situada en una sala del Colegio Padre Casal Carrillo en la calle Capitán Ángel Sevillano.
Hace unos años en esta parte del parque hubo un espacio dedicado a Parque Infantil.
La Avenida fue denominada oficialmente el día 29 de diciembre de 1994.
Anteriormente tuvo el nombre de Caídos en la Cruzada como aparece en el año 1970.
En esta avenida hubo un tramo de escalones largos de hormigón que conectaba las calles General Moscardó, hoy Escritor Manuel Barrios, y la calle General García de la Herrán. Aquel tramo fue conocido como cuesta del Hipo. La totalidad de la avenida se nombra vulgarmente como Cuesta del Parque.
Don José Manuel Revuelta Soba es Catedrático de Cirugía de la Universidad de Cantabria.
Nacido en San Fernando cuenta con más de 60 cursos de Doctorado. Dedicado a la Investigación y a la publicación de sus trabajos en el campo de la medicina. Jefe de Cirugía Cardiovascular del Hospital Universitario de Santander.
En 2007 se le otorgó el Premio a la Identidad Isleña.
¿Sabes si esta calle tenía antes otro nombre?; es que no me suena, la verdad, este nombre para esta calle, no sé...
ResponderEliminarEn la parte de arriba de la calle, casi colindando con lo que hoy es la iglesia, no sé si recuerdas que hace años, y formando parte del Parque antes de su reestructuración, había un parque infantil (si nos fijamos en la última foto, formaría parte de él ese ancho paseo...), en el que había que pagar para entrar, vigilado por ¿Perico?.
Y bueno, el actual solar de la Iglesia eran antes unos Bombos de agua, con unas moreras que daban unas moras para chuparse los dedos; y que por cierto, fue escenario de la trágica muerte, ahogado, de un niño que cayó dentro.
Y la actual Cafetería El Tilo, era antes los Chiclaneros, otra tienda de ultramarinos, regentada por dos hermanos chiclaneros, y en el que se vendía el que era, sin duda, el mejor vino dulce de la zona, un vino exquisito de Chiclana, claro.
Y lo que ahora ocupa el flamante Pabellón de Deportes, antes formaba parte de la Piscina Municipal (¡cuántos baños dados!).
Una calle que sí ha cambiado, y mucho, con los años.
Pues sí, ya he puesto el nombre que tenía anteriormente. Y en cuanto al parque infantil por supuesto que lo recuerdo, tengo la imagen de la distribución de los cacharros en la cabeza, aquel tobogán doble, los columpios, la bola con el tubo para tirarse como los bomberos, el laberinto, el balancín, una especie de círculo mareante del que nos bajábamos dando tumbos, etc... Y se pagaba al entrar.
ResponderEliminarRecuerdo los bombos pero no lo del ahogado. Y como no recordar las moreras, que nos proporcionaban moras deliciosas con las que nos poníamos perdidos las manos y las camisetas, y las hojas para los gusanos de seda.
De todo hablaré cuando haga la entrada del parque que ya está próxima.
Besitos Leonor
Caídos en la Cruzada, eso es!. Recordaba que tenía otro nombre, pero la verdad es que no me acordaba cuál.
ResponderEliminarLo del niño ahogado era yo muy pequeño; parece que subió al techo de uno de los bombos (eran ¿dos?), y cayó al interior de uno de ellos, del que no pudo salir.
No te sabría decir si fue verdad, ó una de esas historias que las madres se inventan para asustarnos, y que no entráramos allí...Aunque creo que sí pasó.