La Plaza Tercio de Flandes comienza en San Onofre y termina en la Avenida de la Marina.
Rótulo situado al comienzo de la plaza.
Al fondo de la imagen podemos divisar la techumbre de la Iglesia del Carmen que se encuentra cercana a este lugar. Los bloques de arriba de la plaza están al finalizar el patio de deportes del Colegio del Liceo, donde la plaza pasa a convertirse en una calle con el mismo nombre que finaliza en la Avenida de la Marina.
Como podemos ver en esta foto, es una amplia plaza despejada en la zona central y arbolada en su perímetro.
Cuenta con zona infantil, fuentes de agua potable, bancos y canapés para descansar.
Desde el 13 de agosto de 1982, en un lugar visible se encuentra el monumento al Mariscador, obra de Manuel Cuenca Forero.
Placa situada en el monumento.
Imagen de Google maps.
A la izquierda, esa zona arbolada es colindante con el muro que rodea el patio de deportes del Colegio del Liceo. Esta zona de la plaza forma una calle tras los últimos bloques de viviendas que la rodean, al fondo de la misma no había salida pues en dicho lugar se encontraba una casa que tenía entrada por la calle Carmen.
Como vemos en esta imagen la casa fue derribada y se ha abierto un paso entre la calle Carmen y la Plaza Tercio de Flandes.
Hasta el año 2011 la denominación de esta Plaza no tenía carácter oficial, no tengo constancia de que ya haya sido aprobada su denominación oficialmente.
Un tercio era una unidad militar del Ejército Español durante la época de la Casa de Austria. Los tercios fueron famosos por su resistencia en el campo de batalla, formando la élite de las unidades militares disponibles para los reyes de España de la época. Los tercios fueron la pieza esencial de la hegemonía terrestre, y en ocasiones también marítima del Imperio español. El tercio es considerado el renacimiento de la infantería en el campo de batalla y es muy comparado con las legiones romanas o las falanges de hoplitas macedónicas.
Los Tercios españoles fueron el primer ejército moderno europeo,
entendiendo como tal un ejército formado por voluntarios profesionales,
en lugar de las levas para una campaña y la contratación de mercenarios
usadas típicamente en otros países europeos. El cuidado que se ponía en
mantener en las unidades un alto número de "viejos soldados" (veteranos)
y su formación profesional, junto a la particular personalidad que le
imprimieron los orgullosos hidalgos de la baja nobleza que los
nutrieron, es la base de que fueran la mejor infantería durante siglo y
medio. Además, fueron los primeros en mezclar de forma eficiente las picas y las armas de fuego. (Wikipedia)
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