La calle Intendente Patiño comienza en la calle El Escorial y finaliza en la calle Arapiles. Esta en la zona de la Barriada de Carlos III pero sus viviendas no forman parte de las que fueron construidas para dicha barriada a mediados del pasado siglo, los bloques de esta calle se edificaron en el año 1984.
Rótulo de la calle.
En esta zona se encuentra la Comunidad de Vecinos del Patio de los Naranjos, una zona privada que pertenece a las viviendas de sus alrededores.
Rótulo situado al comienzo de la calle en un tramo que queda en un lateral de la Plaza de Carlos III.
Vista de todo el recorrido de la calle desde el final de la misma.
Imagen de Google maps.
La calle Intendente Patiño fue denominada oficialmente 24 de noviembre de 1988.
La calle está dedicada a José Patiño Rosales
(Milán, 1666 - La Granja de San Ildefonso, 1736) Ministro italiano al servicio de Felipe V de España. Se educó con los jesuitas, aunque no llegó a ordenarse sacerdote. Era hermano del general Baltasar Patiño, marqués de Castelar, varias veces ministro de Felipe V. Éste le hizo llamar durante la Guerra de Sucesión Española (1701-14) para nombrarle intendente de sus ejércitos en Extremadura (1711) y en Cataluña (1713).
Acabada la guerra con el triunfo de los Borbones sobre los Habsburgo, Felipe V le nombró presidente de la Junta Superior de Gobierno y Justicia de Cataluña (1714-16), con el encargo de aplicar las reformas introducidas en el Principado al abolir las instituciones tradicionales de autogobierno. Aquellas reformas incluían la implantación de un nuevo sistema tributario que hiciera que los reinos de la antigua Corona de Aragón contribuyeran a las arcas reales en proporciones similares a los de la antigua Corona de Castilla; para ello, Patiño creó en 1716 el Catastro que lleva su nombre, registro de los patrimonios y las rentas de Cataluña para el reparto del cupo tributario exigido por la Corona.
El éxito conseguido llevó a Patiño a ser nombrado intendente general de la Marina y presidente del Tribunal de Contratación de Indias (1717); cayó en desgracia en 1719, pero volvió al poder en 1726 como secretario de Estado de Marina e Indias y de Hacienda (más tarde también de Guerra y de Estado), convirtiéndose en el director de la política exterior española entre 1728 y 1736. Se consagró al fortalecimiento de la Armada y el fomento del comercio con América como pilares del restablecimiento de la potencia internacional de la Monarquía, que procuró hacer realidad mediante una política de influencia en Italia.
Trasladó la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz y fundó en esta ciudad la Escuela de Guardiamarinas y los astilleros de La Carraca; propuso la extensión a toda España del catastro catalán (lo que no se lograría hasta los tiempos del marqués de La Ensenada); fomentó el asentamiento en el norte de África, con la reconquista de Orán (1732); y organizó las expediciones españolas a Cerdeña y Sicilia (1717-18), así como la participación en la Guerra de Sucesión de Polonia (1733-35), que permitió situar en el Trono de Nápoles al hijo del rey, Carlos III.
Patiño fue, por tanto, un eficaz servidor de los Borbones españoles, a los que ayudó en la doble tarea de defender sus intereses patrimoniales dinásticos y de modernizar el Estado en un sentido racionalista y centralizador. (Biografías y Vidas)
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