La calle El Escorial comienza en la calle Campomanes y finaliza en la calle Marqués de la Ensenada. Es la calle más larga de la Barriada de Carlos III y la más irregular, teniendo unos tramos anchos y otros estrechos, cambiando su dirección en algunas esquinas y pasando por un lateral de la Plaza de Carlos III.
Fotografía del mismo tramo de la foto anterior, en los años sesenta del pasado siglo XX.
Imagen del primer tramo de la calle desde la calle El Pardo que es la primera que cruza.
Imagen del segundo tramo de este vial tomada desde la calle El Pardo.
Últimos tramos de la calle.
Rótulo de la calle.
Imagen de Google maps.
La calle El Escorial fue denominada en C.M.P. del día 12 de julio de 1961.
Imagen de internet
El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es un complejo que incluye un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca y un monasterio. Se encuentra en la localidad de San Lorenzo de El Escorial, en la Comunidad de Madrid, España, y fue construido entre 1563 y 1584.
El palacio fue residencia de la Familia Real Española, la basílica es lugar de sepultura de los reyes de España y el monasterio –fundado por monjes de la Orden de San Jerónimo– está ocupado actualmente por frailes de la Orden de San Agustín. Es una de las más singulares arquitecturas renacentistas de España y de Europa. Situado en San Lorenzo de El Escorial, ocupa una superficie de 33.327 m², sobre la ladera meridional del monte Abantos, a 1028 m de altitud, en la Sierra de Guadarrama. Está gestionado por Patrimonio Nacional.
Conocido también como Monasterio de San Lorenzo El Real, o, sencillamente, El Escorial, fue ideado en la segunda mitad del siglo XVI por el rey Felipe II y su arquitecto Juan Bautista de Toledo, aunque posteriormente intervinieron Juan de Herrera, Juan de Minjares, Giovanni Battista Castello El Bergamasco y Francisco de Mora. El rey concibió un gran complejo multifuncional, monacal y palaciego que, plasmado por Juan Bautista de Toledo según el paradigma de la Traza Universal, dio origen al estilo herreriano.
Fue considerado, desde finales del siglo XVI, la Octava Maravilla del Mundo, tanto por su tamaño y complejidad funcional como por su enorme valor simbólico. Su arquitectura marcó el paso del plateresco renacentista al clasicismo desornamentado. Obra ingente, de gran monumentalidad, es también un receptáculo de las demás artes.
Sus pinturas, esculturas, cantorales, pergaminos, ornamentos litúrgicos y demás objetos suntuarios, sacros y áulicos hacen que El Escorial sea también un museo. Su compleja iconografía e iconología ha merecido las más variadas interpretaciones de historiadores, admiradores y críticos. El Escorial es la cristalización de las ideas y de la voluntad de su impulsor, el rey Felipe II, un príncipe renacentista.
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