sábado, 11 de marzo de 2017

ESCUELA DE TRABAJO (DESAPARECIDA)




Dedico una entrada a la Escuela de Trabajo, centro de enseñanza desaparecido que fue fundado y organizado por D. Pedro Font de Mora, Delegado Regio de Enseñanza Industrial. 



La Escuela de Trabajo fue construida delante del Castillo de San Romualdo, en los terrenos conocidos como Plaza del Bacalao y Plaza del Castillo.


Fotografía de la Escuela aún en obras. A pie de foto podemos leer que la primera piedra fue colocada el 24 de febrero de 1929 y la fotografía fue tomada en septiembre del mismo año. La inauguración tuvo lugar el día 21 de diciembre de 1929.


En la Guía- Anuario, junto al artículo mencionado aparece una foto de D. Pedro Font de Mora que como vemos fue el fundador y organizador de la misma.


Fotografía publicada por el Güichi de Carlos donde vemos la construcción terminada pero la plaza delantera aún estaba sin urbanizar. Se pueden apreciar los cables del tranvía que giraba en este punto como vemos en la dirección de las vías. 

La mayor parte de las fotografía que utilizo en esta entrada pertenecen al archivo de D. Ángel López. 
Como se puede deducir al leer el título de esta publicación, no podré mostrar fotografías actuales como suelo hacer en todas las entradas de este blog, las razones son evidentes. 

La plaza pasó a llamarse Plaza Font de Mora después de la construcción de la Escuela.


En esta imagen de la entrada a la ciudad viniendo del Puente Zuazo, podemos ver parte del jardín de la Escuela de Trabajo, a la izquierda de la foto.




En esta imagen y las dos siguientes vemos el accidente que tuvo un tranvía al salirse de las vías en la curva que tomaba para entrar desde la calle Real a la calle Escaño. Ocurrió en el año 1945 y fue un hecho largamente comentado.  Al accidentado tranvía se le llamó el Estudiante ya que quiso entrar a la Escuela a través del muro que rodeaba la zona ajardinada de dicho centro.




Años después, en 1962, se remodeló la plaza y se colocó el monumento a los Hijos de San Fernando que murieron en África.  Este monumento se debe al Ayuntamiento que presidió D. José Garzón y a una propuesta formulada por los concejales D. Salvador Jiménez de Castro y D. José Espejo Currá.  La convocatoria se publicó siendo alcalde presidente D. José Vázquez Delgado, habiéndose ofrecido para ejecutarla el escultor D. Gabriel Borrás Abeya,  el 4 de noviembre de 1925. En el año 1928 fue inaugurado el Grupo escultórico en el Paseo General Lobo, con la presencia de D. Miguel Primo de Rivera, siendo alcalde de San Fernando D. Julián Sánchez Ferragut.



El grupo escultórico fue trasladado a esta plaza en el año 1962 que había permanecido en el Paseo General Lobo desde su inauguración en 1928 como ya hemos comentado.


La Escuela de Trabajo fue demolida en 1983 dejando el terreno de lo que hoy es Plaza del Castillo.


En esta imagen aérea podemos apreciar las dos zonas diferenciadas que forman las dos plazas, junto al Castillo de San Romualdo la Plaza del Castillo y junto a la Casa de la Cruz Roja, la triangular Plaza Font de Mora. En la foto vemos que aún no había sido restaurado el castillo ni derribada la zona de casas que hoy es la Plaza de la Integración.


Plaza de la Integración frente al Castillo de San Romualdo.


A la izquierda de la imagen se ve la Plaza del Castillo cuando estaba en funcionamiento el Mesón La Segoviana situado en dependencias del Castillo de San Romualdo. A la derecha de la foto, tras el castillo se ven las construcciones que se adosaron al mismo y que fueron demolidas para su rehabilitación. En esa zona existió  la calle San Nemesio que desapareció en 2004 con estas obras.



La Escuela Elemental del Trabajo se debe al nuevo plan de estudios que se impulsó durante el reinado de Alfonso XIII. Las Escuelas Superiores de Industrias pasaron a ser llamadas Escuelas Industriales, divididas en dos categorías:Escuelas Elementales del Trabajo y Escuelas Superiores del Trabajo.
San Fernando en 1926 tenía una población próxima a los treinta mil habitantes, ésto le hacía entrar en la lista de las ciudades susceptibles por ley de tener una Escuela Elemental del Trabajo. Para tal fin , al amparo de la normativa, se formó una comisión integrada por el alcalde, José Vázquez, el Gobernador Civil y el Capitán General del Departamento, para gestionar los primeros pasos de la citada escuela. El Ayuntamiento se comprometió a destinar un presupuesto de diez mil pesetas para el sostenimiento de la misma y cuatro mil pesetas para becas.
El proyecto se dio a conocer al pueblo de San Fernando mediante un bando de la Junta que fue creada para llevar a efecto el plan, y por una conferencia de D. Pedro Font de Mora.

Decía D. Pedro Font de Mora en el artículo publicado en la Revista de Formación Profesional, y reeditado en la Guía-Anuario para 1930, acerca de la necesidad de las Escuelas de Trabajo:

 "cuando la Constructora Naval inició sus trabajos, con una garantía técnica tan formidable como la representada por Vickers, Armstrong y Brown, se empezó a notar las dificultades que ofrecía el trabajo industrial en una población mal preparada para rendir culto al rendimiento, pues hubo de llegar a preparar, junto a sus tornos y fresas, hombres sacados de oficios tan dispares como el de barbero, sastre, etc...; ésto le obligó a establecer en sus propios talleres una sección de aprendizaje para tratar de resolver parcialmente el problema preparando a sus obreros..."

"No existía, en la ciudad, aparte de lo expuesto, posibilidad de adiestramiento para los jóvenes aspirantes a oficiales obreros, no obstante que solamente los talleres de San Carlos alcanzaban una capacidad de absorción de dos mil obreros diarios."

Así las cosas, fue promulgado el estatuto de Enseñanza Industrial, que marcaba la iniciación de una nueva era para el trabajo en España, prometedora de tan óptimos frutos, como se habían logrado en los países sajones y de los cuales fue testigo el que estas líneas escribe."

"El período de preparación se tradujo en un ciclo de conferencias, dadas en el Centro Obrero de San Fernando y en las salas de espectáculos públicos, en una serie de artículos de Prensa, que fueron siempre bien acogidos por los diarios de la provincia, y muy particularmente  por el veterano Diario de Cádiz, que reiteradamente cedió su sitio de honor para la propaganda de tan importantes fines, y lo cierto fue que la necesidad de conseguir las Escuelas de Trabajo llegó a ser un sentimiento popular que las Autoridades y Corporaciones pudieron ver al pueblo preparado para recibir lo que la legislación imponía y que, tras algunos disgustos..., tres Escuelas de Trabajo empezaron a funcionar en la provincia, la de San Fernando labraba los cimientos de un edificio proyectado para Escuela y, en tanto el proyecto se tornaba realidad, los obreros de la Isla ofrecían, sin condiciones, su casa social, para que en ella se diesen las enseñanzas que han de llevar a sus hijos hasta el porvenir que ellos no lograron. 

Continuaba su artículo hablando de la construcción de la Escuela y sus primeros años:

"El 24 de febrero del presente año se puso la primera piedra al nuevo edificio destinado a Escuela, y de la rapidez con la que las obras se conducen, es de esperar que antes de que el año termine queden instalados todos los servicios.
Y aquí es de justicia rendir un homenaje a la labor desarrollada por el patronato, y muy oarticularmente por su dignísimo presidente, el ilustrísimo señor conde de Ibangrande, para quien sus muchas ocupaciones parecen ser estímulos para activar sus facultades; mientras duró el curso acudió diariamente a la Escuela para, en estrecha colaboración con el entusiasta director, D. Eugenio Pérez Baturone, ir asegurando el éxito que hoy gozamos. 

"...la Constructora Naval, no solamente contribuyó económicamente al sostenimiento de la Escuela, sino que proporcionó desinteresadamente cuanto herramental ha sido necesario, y su representante en el Patronato, don Benjamín López Lefebre, está siendo inspectr constante de las obras del nuevo edificio en construcción."

Deducimos de su artículo que D. Pedro Font de Mora fue un hombre de ideas progresistas y buen conocedor de los problemas de la ciudad: 

"No hay que echar en olvido que aun cuando actualmente el Arsenal Militar no tiene gran volumen de trabajo (la característica de su labor es la discontinuidad, consecuencia obligada a tener que subordinarse a la política de armamentos), puede ser necesario incrementar su actividad en un momento dado, y en tal caso, la Escuela rendirá el inapreciable servicio de haber preparado un plantel de obreros capaces de realizar lo que sin esta aportación sería imposible.

"El trabajo en las salinas(riqueza principal de la zona) se caracteriza por las crisis periódicas inherentes a la producción misma; de aquí resulta que los obreros, que durante las épocas de actividad consiguen buena retribución, se encuentran en paro forzoso una buena parte del año, con la secuela de miseria consiguiente."
"Pues bien, cuando la Organización Corporativa haya alcanzado a estos hombres, será posible organizar en la Escuela curso de complemento en donde se les enseñen oficios de artesanado para, en conexión con sus Bolsas de Trabajo, e incluso organizando cooperativas de producción, llegar a conseguir tengan labor diaria con que defender el pan de los suyos."

Termina así su artículo:

"Sean mis últimas líneas una declaración de fe por las Escuelas de Trabajo. Hoy que, gracias a una legislación cuidadosa, hemos desbordado el reducido campo exclusivamente industrial, tienen eficaz aplicación en toda la Nación, aun cuando sea solamente para enseñar a hacer mejor lo que los obreros de cualquier punto realizan.
No olvidemos que uniformado el mundo por leyes internacionales en cuanto a duración de jornada de trabajo, es indispensable que la labor que el obrero español realice durante este tiempo fijo, sea por lo menos de igual rendimiento a la del mejor obrero extranjero.
Sólo así podremos coexistir en las naciones civilizadas. En cuanto a la objeción de que una gran preparación profesional para la organización científica del trabajo puede perjudicar las genialidades individuales de un obrero extraordinariamente imaginativo, cabe contestar que la nueva lucha lo es por la existencia, y que, en todo caso, el trabajador moderno después de las ocho horas de labor profesional, podrá disponer de tiempo sobrado para entretenerse en sus apetencias predilectas, como soberano señor de su espíritu."




1 comentario:

  1. Un recuerdo merecido a algo que tuvo una singular importancia para nuestro pueblo, en el que tuvimos profesionales de primer nivel, muchos formados en esa Escuela.

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