ANTECEDENTES HISTÓRICOS
La zona que nos ocupa forma parte del desarrollo urbano de San Fernando en las últimas décadas, llegando en la actualidad a un alto grado de consolidación.
La ciudad de San Fernando se configura a lo largo de la calle Real, (antiguo Camino Real), a partir de las décadas finales del siglo XVII. Aunque desde estas fechas existe un camino paralelo cercano al borde de la Bahía, será el camino interior el que sirva de eje de la nueva ciudad de estructura lineal. Las casas se apoyaban en el mismo, y en sus traseras aparecen las huertas y espacios rústicos delimitados por los caminos que bordean las marismas y salinas.
Pero la primera edificación que se sitúa en la zona más elevada, la del Cerro, es Torre Alta, de planta cuadrada, de 18 metros de altura, cuyo origen no ha sido aún desvelado, aunque se tiene constancia de la existencia de la misma al menos a partir del s. XVI, siendo el único ejemplar de Torre Fuerte existente en la Isla de León. El objeto de la Torre era la vigilancia marítima, divisar las naves y barcos de pesca y transmitir las correspondientes señales.
El Comandante José de Mazadero, al encargarse de buscar una buena ubicación para el Real Observatorio que debía construirse en la Isla de León, según los planos del Marqués de Ureña, fijó rápidamente su atención en el Cerro de Torre Alta, por ser uno de los más elevados de la población. Sin embargo, el propietario de los terrenos, Conde de Torre Alta, no era partidario de la demolición del edificio que daba nombre a su título nobiliario, y sólo vendió al Estado los terrenos colindantes al NO de la torre, donde definitivamente se inician las obras del edificio principal, en forma de cruz y de traza Neoclásica, en Junio de 1793, prolongándose hasta Octubre de 1798. De la misma época es la casa de los astrónomos, que se construyó como alojamiento de los mismos.
En 1832 se produce la ampliación de las alas Este y Oeste, según los planos del arquitecto Torcuato José Benjumea.
En el año 1906 comienza la explotación industrial del Barrero, que se mantiene prácticamente hasta 1977.
Tras una patología ruinosa de 5 años, en 1950 se derriba el ala Este del Observatorio. A lo largo de la década de los 60, se construyen las barriadas de Andalucía y Héroes de Simancas al oeste del Observatorio, y de Caramé al norte. En los 70, al norte, al barriada de Villarrubí; al suroeste, la calle Poeta Rafael Alberti y los edificios en torno a la plaza de Neptuno; y al este se inicia la construcción de la urbanización del Almendral.
Entre los años 80 y 90 se termina de consolidar la situación actual con la construcción de la urbanización de Torre Alta al oeste, la terminación de las urbanizaciones del Almendral y la ejecución de parte de la avenida Almirante León Herrero.
En 1989 se comienza el relleno del Barrero, llegándose a la situación actual en la que se encuentra el sector.
SITUACIÓN Y ESTADO PREVIO
La situación del sector en relación al conjunto de la ciudad y al sistema territorial en que se inserta, le confiere una gran potencialidad como lugar receptor de actividades urbanas y metropolitanas. La actividad extractiva que imponía el Barrero ha motivado la pervivencia de un cierto carácter de marginalidad en relación con otras zonas limítrofes, al tiempo que ha producido un desarrollo urbano en torno al perímetro del Cerro, sobre todo al norte y al oeste del mismo.
La parcela del Barrero (SG-35) tiene forma irregular alargada de norte a sur, al que falta un sector circular en la esquina, ocupado por los jardines del Observatorio, que avanzan hacia el centro. La superficie es de 36.800 m2. La longitud máxima de norte a sur es de unos 300 m, y de este a oeste 200 m. Si se incluyen los terrenos de equipamiento de la UE-20, es decir, hasta la avenida Rafael Alberti, la longitud norte-sur es de unos 450 m.
Los espacios adyacentes a la parcela son:
Al norte, los terrenos del Observatorio, cuyo vial de acceso discurre por el lindero desde la avenida León Herrero hasta el edificio principal.
Al este, los bloques de viviendas de 9 plantas construidos a lo largo de la avenida León Herrero, con un espacio intermedio de cesión que en un futuro puede incorporarse como aparcamiento al parque. (hoy día ya se encuentra ahí el aparcamiento en superficie nº 35)
Al sur se encuentran los terrenos privados de la UE-20, con una superficie de 11.697 m2, sobre los que se proyecta una construcción de unos 32.000 m2 de viviendas en cuatro plantas, y los terrenos de cesión para equipamiento público, de 8.242 m2.
Al oeste, separados por un fuerte talud del terreno sobre el que se asienta un camino, se encuentran los terrenos y construcciones auxiliares del Observatorio, así como la antigua Torrealta.
Respecto a su orografía, cabe destacar que el relleno del Barrero y el cerro, caracterizan el relieve de la zona con ligeras pendientes. El Barrero queda limitado por un escarpe como único recuerdo de la antigua cantera, produciéndose diferencias de cota entre cuatro y ocho metros. A partir de este escarpe se mantiene, donde se asienta el Observatorio, la topografía original, alcanzando su punto más alto en la plataforma de Torre Alta, en la cota de 30 metros sobre el nivel del mar. El relleno del Barrero de mantiene entre las cotas 15 y 22, con pendientes del 3.5% en dirección norte-sur y del 7% en la este-oeste.
Por lo tanto, el terreno en general, tiene forma de hoya, causada por el asiento de los rellenos que fueron colmatando la excavación del Barrero. Existen además irregularidades superficiales originadas por la propia acumulación de escombros.
En relación con los aspectos climatológicos, sobre los que existe un cuantioso banco de datos en el propio Observatorio, puede indicarse que el clima de San Fernando es templado, con unas 3.100 horas de sol anuales que sitúan a la localidad entre los lugares con mayor insolación de la Península.
El régimen de temperaturas indica una media mensual para cada año de 18,6 grados centígrados, estando la media de las máximas en 22,6 y la de las mínimas en 14,4. La temperatura máxima absoluta de los últimos cien años ha sido 41,3 grados y la mínima absoluta de -1,9. La mayores lluvias se dan en Noviembre y Diciembre (150 mm) y luego en Enero a Marzo (90 mm). Estas lluvias están muy desigualmente repartidas a lo largo del año, marcándose claramente la existencia de una estación húmeda y de otra seca. Si a esto añadimos el hecho de que las lluvias suelen concentrarse en un número muy escaso de días (70-80), podemos comprender el hecho de que los desajustes que provoca el período de sequía pueden llegar a ser muy graves para el balance del agua. La humedad relativa del aire alcanza una media anual de 75,9% con considerables oscilaciones a lo largo del año y los cielos limpios de nubes gran parte del año proporcionan gran luminosidad.
El viento adquiere una extraordinaria importancia con velocidades medias entre 15 y 18 Km/h, siendo los más frecuentes los de Levante y Poniente. El Levante es seco y abrasador cuando sopla en verano, y el Poniente es húmedo y fresco y es el que da lugar a precipitaciones. Debido a la ubicación del parque, protegido a Poniente por el cerro y edificaciones del Observatorio, y a Levante por edificios de 6 y 7 plantas de altura, la incidencia de los vientos se minimiza considerablemente originándose un microclima favorable a la existencia del parque, que ha de tenerse en cuenta en las posibilidades de plantación de especies.
Localmente ha de tenerse en cuenta la existencia de un enorme relleno artificial que ocupa gran parte de los terrenos destinados al parque, que han sido realizados a través de los años sin las debidas precauciones de compactación. Los suelos han de ser mejorados para su pavimentación, (aunque la mejora sea ligera) y para la plantación de especies vegetales.
DESCRIPCIÓN DE LA PROPUESTA
A la vista del análisis realizado, describiremos a continuación la problemática que ha llevado al sector a la situación en que se encuentra en la actualidad:
* Pérdida de referencias paisajísticas en el marco de la Bahía.
* Presiones de las áreas urbanizadas, llegando hasta los límites del Observatorio, lo que ha provocado la imposibilidad de seguir realizando las funciones meteorológicas, astronómicas y geofísicas que antaño desarrollaba.
* Se ha cortado toda relación directa con la marisma, desapareciendo caminos o quedando en desuso los existentes.
* Lo que en principio era una actividad de gran impacto ambiental, como la cantera del
Barrero, que además ha originado situaciones de marginalidad en el área, es en la actualidad la oportunidad que tiene el cerro de Torrealta de reconducir su estado actual.
Visto todo lo anterior, una buena y sencilla estrategia para el diseño del parque "El Barrero", seria conseguir al final del proceso, un bosque de ciudad formado por plantaciones de arboles de diferentes especies, con un cierto orden componiendo una cubierta arbórea, dentro de la cual se desarrollan diferentes escenas urbanas asociadas al disfrute del ocio: la plaza, las sendas de paseo, el área de recreo y juegos, la terraza-bar de bebidas, el mirador, el lugar escondido entre la maleza, la fuente, el vivero, el carril-bici, el deporte, la zona para animales domésticos, etc.
La propuesta contempla la construcción de un parque con distintas áreas, articuladas en torno y a lo largo de caminos y sendas casi preexistentes; que discurren suavemente a lo largo de la mayor dimensión del parque, describiendo sinuosas formas dotadas de cierta geometría, ordenadamente desordenadas e inscritas en una retícula invisible de 20 x 20 metros orientada según la máxima longitud, que organiza las trazas generales del parque.
Por la topografía existente tendremos zonas a distinto nivel que se conectan entre sí mediante sendas, taludes, bancales y puntualmente escaleras, con miradores en la zona más alta de la franja oeste, que destacarán sobre zonas de estancia y juegos más abrigadas y protegidas por pantallas vegetales de los vientos de levante en las cotas más bajas.
Los pavimentos "duros" quedarán relegados a los bordes; de forma que permitan la transición entre la naturaleza y la urbe de un modo gradual e incluso permitirá dejar estas zonas en el exterior si en el futuro se optase por el vallado del parque.
Desde los puntos y plaza de acceso, caminos y sendas de paseo recorren cada una de las distintas áreas de estancia, juego, etc. que además sirven de paso (como actualmente) en los itinerarios por la ciudad, al haberse mantenido los itinerarios peatonales existentes, (marcados por la ausencia de vegetación en las fotografías aéreas).
Estos recorridos por el interior se adaptarán al terreno y se realizarán con materiales flexibles de fácil reparación; ante los posibles asientos diferenciales que pueden darse puntualmente en las zonas de relleno ya que es inviable técnica y económicamente la sustitución de estos por terrenos bien compactados. Serán peatonales y algunos, dentro del parque para vehículos exclusivamente de mantenimiento.
Se prevee un viario rodado, para el acceso al Real Instituto y Observatorio de la Armada por el lindero oeste desde la Avda. Poeta Rafael Alberti, recuperando el acceso histórico que se aprecia en los grabados históricos del edificio. Podrá ser empleado por el personal del mismo, así como por las visitas a dicho centro.
Destaca entre todas las áreas, el espacio central, pradera libre de arbolado; que protegida por los edificios y una pantalla vegetal de los vientos de levante (tan molestos en la costa gaditana) ofrece al usuario una agradable zona de estar y juegos caracterizada por un lugar en el que bloques de piedra a modo de "menhires" servirán de diversión a los niños.
Divisando esta gran zona verde, hacia el oeste, aparece la zona de mayor cota, que se ofrece como un mirador a todo el parque. Esta diferencia de nivel se salva mediante pedraplenes, gaviones y taludes fijados con arbustos y especies tapizantes, reminiscencia de la antigua cantera que ocupaba el lugar.
Esta diferencia de cota natural, permite generar un paseo bajo más protegido, que viniendo de la calle poeta Rafael Alberti pasa junto al "Mirador" que marca el final del parque en el eje del Observatorio, que potencia y enfatiza.
Se trata con especial cuidado la zona destinada a juegos de niños, próxima a la gran pradera central y situada junto al conjunto de fuentes cubiertas de grandes piedras, al mismo nivel unos, y formando montículos otros, en cuyos centros aparecen surtidores de agua que contrastan con las zonas de arena lavada y albero que predominan en esta zona.
Como complemento a todas ellas, y no por esto menos importantes, una sucesión de paseos, arboledas, macizos de arbustos, umbráculos... terminan de organizar el parque y completan la actuación.